El robot es el héroe
De entre todas las producciones estadounidenses recientes destinadas a un público infantil o adolescente, Cortocircuito es quizá la mejor o, cuando menos, la única que conserva esa voluntad de cuento de hadas en que se basa la fortuna de los primeros Lucas y Spielberg. Aquí el protagonista es un robot, única manera probablemente de mantener la ingenuidad del relato.Si en La guerra de las galaxias los inventos mecánicos eran tan sólo compañeros de los protagonistas, en E. T. el extraterrestre ya estaba casi en plano de igualdad respecto al rubicundo niño que encabezaba el reparto, mientras que en Cortocircuito el héroe y eje de la ficción es un robot escapado del control del ejército que, al entrar en contacto con la vida cotidiana lejos de los cuarteles, descubre las razones y encantos del pacifismo. Ese robot, conocido como Nº 5, es mucho más brillante y divertido que los actores con quienes comparte créditos y es objeto de un tratamiento ternurista que le aproxima a los volkswagens de Walt Disney Productions.
Cortocircuito
Director: John Badham. Intérpretes: Ally Sheedy, Steve Guttenberg, Fisher Stevens, Austin Pendleton y Time Blaney (Miguel Ángel Valdivieso) como voz de robot N 2 5. Guión: S. S. Wilson y Brent Maddock. Fotografía: Nick McLean. Música: David Shire. Efectos especiales: Dream Quest Images. Robots: Eric Allard. Estadounidense, 1986. Estreno en Madrid: Palacio de la Prensa, Bilbao, Princesa y Velázquez.
Badham, que en su momento destacó por convertir en máquina danzante a John Travolta, muestra a su antiguo actor como un ser mucho más robotizado que Nº5. Además, y a diferencia de en Juegos de guerra en este filme el director no se embarca en un discurso antitecnológico, sino en otro cándidamente antimilitarista. Los generales de Cortocircuito así como la gran mayoría de ejecutivos que les rodean, son los malos de la función, mientras que el robot fugado aparece como el más inteligente y bondadoso de los animales domésticos, a los que es asimilado.
Ritmo endiablado
Rodada con gran profesionalidad, con buen número de gags excelentes, Cortocircuito mantiene un ritmo endiablado y no está falta de inventiva. Sólo al final, al llegar la persecución y un vacilante happy end que se quiere sorprendente, pero es de lo más previsible, la película decae.Pero eso sucede después de 100 minutos realizados con el único deseo, según Badham, de "contar una historia de manera clara, agradable y estimulante", propósito ampliamente logrado. Si de lo que se trataba era de convertir a Nº 5 en la estrella cinematográfica de las navidades, Cortocircuito es el vehículo idóneo para conseguirlo.
Babelia
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