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Una coreografía de Jean-Claude Gallotta, en el teatro Arriaga de Bilbao

La nueva danza francesa, a partir del trabajo precursor de Guy Darmet en la Casa de la Danza de Lyón y del efecto del proyecto de descentralización después, ha producido varios fenómenos personales, entre los que Jean-Claude Gallotta destaca por la tenacidad de su espíritu renovador. Los días 18 y 19 estará al frente de su compañía, el Groupe Émile Dubois, en el teatro Arriaga, de Bilbao, con una de sus últimas creaciones.

Las declaraciones de Jean Claude Gallotta, además de revulsivas, son el mejor credo didáctico de sus, acciones artísticas. Sus primeras obras revelaron ya un espíritu empeñado en la creación de un nuevo código que a la vez no rechazaba el pasado reciente.Les louves et Pandora (Las lobas y Pandora) fue estrenado en Grenoble en abril de 1986, y en el mismo mes fue representado con éxito en el Teatro de la Villa de París. Con esta pieza asistió por tercera vez al Festival de Aviñón. La obra se estructura a partir de dos tríos: un hombre y dos mujeres, y una mujer y dos hombres, y fue compuesta entre las partes de su última creación: Mammame.

Gallotta nació en Grenoble en 1950 y descubrió la danza a los 20 años. A partir de allí decide su vida hacia la coreografía. A los 26 años, sin embargo, le da el siroco religioso y quiere convertirse en pastor. Ese año descubre la danza moderna y en 1979 funda el Groupe Emile Dubois en Grenoble. Para asombro de muchos, representó a Francia en la Olimpiada Cultural de Los Ángeles y en 1985 obtuvo el Premio Nacional de Danza.

Cuestionado sobre su trabajo por Didier Delorme, Gallotta dice: "En mis primeros pasos no sabía cómo situarme. Era preciso inventar otras palabras como teatro gestual. Rápidamente me di cuenta de que mi trabajo era danza, y que la danza tenía necesidad de nuevas formas para existir. Para mí el término danza es una nueva aventura ligada a los gestos".

Con respecto al concepto coreográfico, Gallotta piensa así: "La coreografia es una forma de expresión en el sentido primero del término. Es servirse del cuerpo como otros se sirven de las palabras y de las notas musicales. Lo importante es la manera de escribir. Es la nueva aventura contemporánea, libre. Para mí la danza pertenece al pensamiento de hoy. Es preciso encontrar un lenguaje que exprese nuestra manera de existir".

La inclusión de la palabra le hace decir a Gallotta que "evolución no quiere decir revolución. Yo no reniego de las palabras. Al contrario, existen en mis espectáculos. Simplemente las empleo como primera mirada desde otro foco. Ese lenguaje se vuelve diálogo". Su método de trabajo empieza conduciendo una idea hasta el bailarín: "Doy la idea, pero puede darme o no darme cosas. Ésta es toda mi problemática. Trabajo en función de mi conocimiento del espacio, de las capacidades técnicas del otro, y lo que conozco de su locura. Estas cosas me forman la expresión. No hay una receta única".

Les louves et Pandora tiene música de Henri Torgue y Serge Houppin, con diseños de Léo Standard.

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