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Un estilo

¿Conocen ustedes a un actor capaz de dar un primer plano frontal en una toma de su nuca? Existe y se llama Cary Grant". Esta paradoja, fabulada por un crítico de cine después de ver Encadenados, dé Hitchcock, radiografía un aspecto único de la magia interpretativa de Cary Grant: su misteriosa capacidad para hacer ver su rostro en una actitud de su cuerpo o la totalidad de éste en un aislado movimiento de su rostro.Con Grant se produce el asombro de que le veamos de frente cuando es capturado por la lente de espaldas -secuencia inicial de Encadenados- o de que sepamos en qué posición están su ceja y mano izquierdas mientras vemos un plano de sus pies subiendo una escalera en Sospecha. Era un actor capacitado como pocos para la expresión total: Arsénico por compasión. Su sobriedad, de escuela británica, se complementaba con un transparente, casi invisible, de primorosa sutileza, juego gestual, en el que intervenía, sin un solo exceso, la totalidad de su cuerpo: Luna nueva.

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Una inquietante quietud

Un plano general de Grant, por mucho que nos aleje de su rostro, nos dice cuál es el tipo de ánimo que brilla ahora en su mirada. Su forma de andar pone en evidencia qué tipo de acción se le avecina, qué espera de alguien, qué busca donde está: Charada. Esculpía Grant signos con su cuerpo y era tal la precisión de su caligrafia que cada interpretación suya es un alarde de estilo, de distinción: un suceso visual sin equivalentes, reconocible en el acto y distinguible de cualquier otro. El sello del genio de un estilista de su arte y su oficio.

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