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El movimiento estudiantil resucita en Francia con vigor desconocido desde 1968

Lluís Bassets

Millares de estudiantes universitarios y de bachillerato (unos 700.000 según algunas estimaciones, la mitad de ellos en París y el resto en provincias) desfilaron ayer en la capital y en la mayoría de las ciudades francesas, en la movilización estudiantil más importante desde mayo de 1968. Esta resurrección del movimiento estudiantil coincidió ayer con una huelga que dejó a la capital francesa sin periódicos, con otra huelga de ferrocarriles que afectó únicamente al 40% de los servicios, con una manifestación de la CGT (Confederación General del Trabajo) en la plaza de la Bastilla y con las protestas de los ganaderos ovinos del norte de Francia.

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Amplio rechazo de un proyecto

Las huelgas de Prensa y ferrocarriles están dirigidas contra la política de reducción de prestaciones de la Seguridad Social practicada por el Gobierno de Jacques Chirac; la movilización ganadera, contra las importaciones ovinas del Reino Unido, que están ocasionando serias pérdidas económicas en Francia.Ayer fue, pues, un día especialmente negro para el gobierno, que vio contestada en la calle su política educativa y social, por un lado, y su política de comercio exterior, por otro.

La manifestación de París, que empezó a las 14.00 horas en el Barrio Latino, y terminó cerca de las 19.00 ante el palacio Bourbon, sede de la Asamblea Nacional, reunió a unos 350.000 manifestantes según cifras del sindicato estudiantil mayoritario, la UNEFID (Unión Nacional de Estudiantes de Francia-Independiente y Democrática). La prefectura de policía, que puso en marcha ayer una curiosa Oficina de Contabilización de Manifestaciones, creada en febrero de 1981 y extinguida inmediatamente, aseguraba a las 18.00 horas que los manifestantes eran 92.000.

Ninguna sigla de partido o de sindicato figuraba en las pancartas, únicamente las consignas en contra de la ley y los nombres de los centros de los estudiantes. La cabeza del cortejo estaba formada por varias filas de delegados estudiantiles, cinco por cada universidad y uno por cada liceo, portadores de una única pancarta, con la consigna "Estudiantes y bachilleres, unidad. Retirada de la ley de Devaquet.

El resto de las consignas iban dirigidos principalmente contra el ministro de Investigación y Universidades, Alain Devaquet, y con menos intensidad contra René Monory, titular de Educación Nacional. Algunas consignas hacían referencia a otras leyes del Gobierno Chirac, como la dedicada a la drogadicción o el código de la nacionalidad.

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Un grupo de dos centenares de estudiantes de extrema derecha pertrechados con casco de motorista y bates de béisbol, atacó al servicio de orden poco después de arrancar la manifestación. Las Compañías Republicanas de Seguridad, que estaban apostadas a lo largo del trayecto y con efectivos muy importantes en la Asamblea Nacional, aislaron al grupo de estudiantes violentos.

Al término de la manifestación, los delegados estudiantiles hicieron un llamamiento a la ampliación del movimiento y convocaron una nueva manifestación que deberá concentrar en París a todos los estudiantes movilizados en las distintas ciudades francesas.

El proyecto no empezará a discutirse en el Parlamento hasta esta mañana, a causa del retraso del debate sobre la ley sobre territorios de Ultramar.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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