Waite afirma que las noticias sobre el envío de armas a Irán perjudicaron sus gestiones

El negociador especial de la Iglesia de Inglaterra, Terry Waite, declaró ayer que las noticias relativas al envío de armas norteamericanas a Irán han causado "un perjuicio intenso" a sus intentos de liberación de otros rehenes occidentales en Líbano. El enviado del arzobispo de Canterbury compareció ayer ante la Prensa después de una reunión ecuménica de siete horas en la residencia del arzobispo, doctor Robert Runcie.

En la conferencia participaron los tres rehenes norteamericanos liberados gracias a las gestiones de Waite -el padre Lawrence Jenco, el reverendo Benjamín Weir y David Jacobsen-, además de una serie de representantes de las iglesias del Reino Unido, católica y evangélica.La reunión había sido convocada por el primado anglicano, doctor Runcie, y Waite en un intento de discutir las acciones futuras encaminadas a conseguir la liberación de más rehenes. En la actualidad, existen 19 rehenes, por lo menos, en manos de grupos radicales islámicos de Beirut.

Waite, que celebró la conferencia de prensa en compañía de los tres rehenes norteamericanos, manifestó:."Como consecuencia de las especulaciones de la pasada semana, muchos de mis contactos de la comunidad shií de Beirut, comprensiblemente, se han evaporado y es posible que no vuelvan a salir a la superficie".

"Los rumores y las especulaciones de la pasada semana han causado un intenso perjuicio" a la posibilidad de conseguir más liberaciones en el futuro, añadió el gigantesco y paciente Waite, considerado por muchos como una especie de Pimpinela Escarlata de la Iglesia de Inglaterra.

En contestación a las preguntas de los informadores, Waite manifestó que no había tenido conocimiento del envío de armas norteamericanas a irán y que en ningún caso se habría prestado a tal negociación.

"Como hombre de la Iglesia que soy", manifestó, "nunca habría sido parte de un acuerdo que, en mi opinión, hubiera supuesto una infracción del código de conducta que yo suscribo, no sólo porque al final una acción de tal naturaleza se hubiera sabido, sino porque, y esto es más importante, tal acción destruiría la independencia y credibilidad".

Waite tuvo especial interés en aclarar que la Administración Reagan siempre le había tratado con respeto y que, "mientras en algunos sectores se acusa a la Administración norteamericana de practicar el juego sucio, se podría hacer la misma acusación a otros jugadores dentro y fuera del campo". Waite se negó a aclarar quiénes podrían ser esos otros jugadores. Por su parte, dos de los rehenes liberados, Jenco y Weir, se declararon en contra de un acuerdo que suponga el envío de armas a Irán para conseguir la libertad de otros rehenes.

El padre Jenco manifestó que el presidente Ronald Reagan le había manifestado que el envío de equipo militar a Irán se debía al deseo de Washington de mejorar relaciones con Teherán y no tenía como objeto conseguir la liberación de otros rehenes. "Yo creo en la palabra del presidente", añadió Jenco. Unas horas antes, Weir había manifestado en San Luis antes de salir para Londres que esperaba que su liberación no se hubiera producido como resultado de ningún acuerdo para el envío de armas. "No me gustaría que se hubiera pagado ese precio".