Sangre, no, gracias
Sábado 11 de octubre, 14.45. Residencia sanitaria de la Seguridad Social La Paz, Madrid. Acudo allí por problema de traumatología. Urgencias: me atienden bien y hasta yo diría que rápido. Mientras, veo el letrero que dice: "Se necesita urgente sangre B positiva". Jamás había donado sangre anteriormente y mi conciencia me plantea hacerlo por vez primera. Sin embargo:1. El edificio donde se efectúan las tomas de sangre está cerrado.
2. En información no hay nadie.
3. Un doctor no sabe nada del tema, y me acompaña hasta una sala donde hay un grupo de unos 12 empleados (no sé su categoría), yo diría que funcionarios. Uno de ellos me indica, después de haberles explicado mi deseo, que, más o menos, hacia la mitad de un largo pasillo podrán satisfacer mi necesidad.
4. Me acompaña una enfermera, y otra que se hallaba en el lugar indicado por el funcionario tampoco puede "solucionar mi problema", enviándome hasta el final del interminable pasillo.
5. Al final, tres enfermeras, ya con pinta de experimentadas, se quedan estupefactas al descubrir que un intruso ha, franqueado la puerta donde un letrero indicaba Dirección. También ignoran el motivo por el cual está cerrado el edificio, apostillando una de ellas: "Creo que el sábado por la tarde cierran".
Al fin, deduzco que lo mejor es regresar a mi casa, no sin antes pensar en el desconocido paciente que necesitaba con urgencia mi sangre, sin saber si vive o ya ha muerto.
Señor director como profundo defensor de la aplicación de medidas que puedan corregir con prontitud cualquier situación que ponga en peligro vidas humanas, mi opinión es que debería despedirse a cuantos tengan responsabilidad sobre el asunto.
¿No cree, señor director, que esta sociedad está agotando su paciencia al aguantar de forma continuada las pocas ganas de trabajar, la incompetencia, el trato despectivo, etcétera, con que nos obsequia una parte importante de funcionarios del país? De todos modos, esto no viene de ahora; creo que vamos mejorando, pero para hacerlo con más rapidez se debe sustituir al que no cumple.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.