Del radar al microondas
La Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) es algo más que un programa de investigación sobre defensa y, armas espaciales. Es también, en la mejor tradición norteamericana, una forma de subvención y proteccionismo de la industria de punta. Si Moscú se ve forzado a seguir el paso, una SDI soviética podría servir para revolucionar el sistema económico en la URSS, comentan algunos especialistas.
La revolución microelectronca se ha desarrollado al abrigo de los grandes programas espaciales y militares en Estados Unidos, y gracias a un sólido proteccionismo sociocultural en Japón", explica Michel Richonnier en su clarividente obra Las metamorfosis de Europa (Espasa Calpe, 1986). La SDI es un paso decisivo para impulsar a la economía de EE UU frente a la competencia japonesa, por ejemplo, en la era tecnotrónica.El programa planteado por la Administración de Reagan prevé en su primera fase una inyección de 26.000 millones de dólares (3,4 billones de pesetas) entre 1985 y 1.990 en la economía de Estados Unidos, e incluso, a través de algunos contraltos, de sus aliados. Funcione o no como sistema de defensa, la SDI como tal supondrá con toda seguridad un formidable impulso para la tecnología de punta en EE UU. Y de ahí también el interés de algunos países occidentales en participar en este programa. Después de todo, como ejemplo nimio pero comercialmente significativo, a partir de una investigación sobre antenas (le radar un ingeniero descubrió el microondas, hoy presente en muchos hogares.
Los mayores problemas tecnológicos que plantea la SDI, señalan algunos expertos, no son la capacidad de alcanzar misiles balísticos en vuelo. y destruirlos, sino los medios que se requieren para la gestión de una batalla de este tipo, la miniaturización de los ordenadores y los programas o el software que han de acompañarlos. Y en todos estos campos la Unión Soviética está por muy por detrás de EE UU, Europa occidental a Japón.
Compartir tecnología
Reagan llegó a ofrecer a la URSS compartir la tecnología de la SDI, si funciona, para que ambos países pudieran disponer de este tipo de defensas contra los misiles balísticos. En la cumbre de Helsinki, Mijail Gorbachov rechazó, según dijo, entrar a discutir esto, pues lo consideraba una farsa. En realidad lo que al parecer ofreció Reagan fue que cuando llegara la fase de desarrollo y despliegue de la SDI estuvieran presentes expertos soviéticos para comprobar que se trata realmente de armas de defensa.
En todo caso, parece impensable, aunque EE UU lo intente, que la URSS se quede rezagada en este terreno, si lo considera vital para su supervivencia. Un experto como Jack F. Matlock, asesor directo de Reagan para asuntos soviéticos, no piensa. que Gorbachov esté abocado a llegar a acuerdos sobre control de armamentos para hacer frente a las dificultades económicas que atraviesa la URSS.
Cambio fundamental
La carrera tecnológica y armamentista entre las superpotencias ha sido constante y desigual. Si la URSS fue el primer país que probó y desplegó en 1957 un misil balístico intercontinental (ICBM), EE UU puso al primer hombre en la Luna.
Ahora Moscú, aunque tenga sus propios programas, teme la SDI. Según Stpehen M. Meyer, profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts (en la revista Survival de diciembre de 1985), la URSS no puede ignorar el reto tecnológico que plantea la SDI.
La SDI pondría en peligro aquello por lo que la URSS ha luchado durante las últimas décadas: si no la superioridad, al menos la paridad militar con EE UU. De ahí que las ofertas de Mijail Gorbachov en Reikiavik no sean puramente propagandísticas. Ante el futuro, la URSS tiene la debilidad de lo que hace su fuerza. Es una superpotencia, pero solamente en el terreno militar.
Para Meyer, los líderes soviéticos se dan cuenta de que tienen que redistribuir los recursos de investigación y desarrollo si quieren ser un competidor serio en este nuevo tipo de carrera armamentista. Pero esto va mucho más allá de la SDI, pues implicaría un cambio mayúsculo en la organización de la economía soviética.
Aunque el esfuerzo para emular la SDI podría reducir los recursos para el conjunto de la economía soviética, e incluso para los sectores militares tradicionales, podría servir como . vehículo movilizador para una nueva revolución industrial en la URSS", explica Meyer, al comparar el reto actual con el uso que hizo Stalin'de los preparativos para la guerra en los años treinta para reorientar la economía industrial soviética. La SDI tiene implicaciones políticas, económicas e industriales, científicas y tecnológicas, y, por supuesto, militares.
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