_
_
_
_

El fracaso de Reikiavik

LE MATINCon las cumbres sucede lo mismo que con las competiciones deportivas o los concursos cantados de Eurovisión: los participantes se preocupan ante todo de su imagen, de sus prestaciones, del juicio que se produzca por su eventual derrota o victoria. Y éstas no son chiquilladas de un actor que envejece o feroces ambiciones de un joven recién llegado que intenta hacerse con un lugar de peso en el escenario del planeta. (...)

En la cumbre de Reikiavik, claro está, no se han incumplido estas reglas. Y en lo concerniente a este tema, los especialistas de los estudios Mosfilm han aplastado a la muy experimentada maquinaria de Hollywood. ( ... )

En un plano más serio, el presidente americano y el número uno soviético han querido, lejos de las crueles cámaras, redefinir entre ellos el equilibrio del terror.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Se tenía que conseguir a cualquier precio un acuerdo. (...) Los dos hombres no podían separarse con un fracaso total. Por este motivó Ronald Reagan y Mijail Gorbachov sonreían cuando se separaron. Por este, han hecho todo lo posible para aparecer satisfechos ante las cámaras.

Pero la hora de la verdad siempre llega: ayer por la noche, tarde, George Shultz, el secretario de Estado americano, tuvo que declarar que se sentía "profundamente decepcionado" por los resultados de la cumbre ( ... ). Pero, ¿ha ganado alguien en todo este asunto? Gorbachov, ciertamente, gracias a una operación de comunicación perfectamente minutada y aparentemente conseguida. En cuanto a Ronard Reagan es otro asunito: esperaba una segunda cumbre en Washington y ésta le ha sido denegada.

THE NEW YORK TIMESEl presidente norteamericano, Ronald Reagan, obtuvo un importante éxito en la cumbre celebrada el pasado año en Ginebra en el momento en que logró mejorar las condiciones de un pacto con la Unión Soviética.( ... )

Los soviéticos comparecieron en Reikiavik deseosos de efectuar generosas concesiones en una serie de temas, que incluso contemplaban la eliminación de los misiles de alcance intermedio de Europa. Pero todas las concesiones estaban sujetas a una condición única: dichas medidas deberían ir acompailadas de un acuerdo sobre la limitación de la guerra de las galaxias norteamericana. El presidente Reagan estaba dispuesto a realizar una serie de ajustes en la SDI, pero no de manera suficiente, por lo que parece, como para satisfacer a los soviéticos. (...)

¿A quién hay que acusar por este fracaso? Cada una de las partes tiene razones sobradas para acusarse mutuamente.

LE FIGAROEl fracaso de Reikiavik es a la postre saludable. La insistencia de Mijail Gorbachov en obtener de Ronald Reagan el abandono de su proyecto de defensa espacial ha disipado las ambigüedades que tan habitualmente había jugado el líder soviético para seducir a los públicos europeo y norteamericano. El perfil de hombre de Estado moderno y razonable del que se ha servido no era más que el reflejo de las ilusiones de Occidente.

El haber tomado como rehén al periodista Daniloff había sido un primer indicio: el suave Gorbachov sabía mostrarse tan brutal como sus predecesores. El fracaso de la cumbre lo confirma: los virajes del secretario general son sólo tácticos. La estrategia no ha cambiado. Al igual que Breznev, Andropov y Chernenko, Gorbachov se aferra a dos objetivos: sabotear la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) y alejar a Estados Unidos de Europa. El desafío tecnológico que representa la guerra de las Galaxias corre el riesgo de reducir a la nada el reconocimiento de la paridad que Breznev había arrancado a Nixon cuando el primer acuerdo SALT en 1972.( ... )

El veto de Gorbachov es al mismo tiempo una forma de tomar por testigos a los europeos. Al hacer de un acuerdo sobre la SDI la condición de un reglamento sobre los otros dossiers (misiles estratégicos y armas de alcance medio), el patrón del Kremlin quiere dar a Reagan el papel de malo: el del promotor de la guerra. Esta actitud está en el hilo de las maniobras sobre los euromisiles, asunto que, hasta el último momento, había podido ser objeto de un compromiso.

Los Pershing y los misiles de crucero que Estados Unidos ha desplegado en el Viejo Continente frente a los SS-20 de los soviéticos constituyen la prueba del acoplamiento" entre Norteamérica y sus aliados. Si los soviéticos intentaran invadir la mitad occidental de Europa, saben que se expondrían a represalias atómicas capaces de "vitrificar" una buena parte del territorio útil de la URSS. Ha sido necesaria esta toma de postura decidida en diciembre de 1983 para que la disuasión norteamericana, única capaz de compensar la enorme superioridad en medios convencionales del Ejército Rojo, recobre su valor. Todas las soluciones apuntadas antes de Reikiavik no podían más que favorecer los intereses soviéticos.(...)

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_