El Gobierno apoyará operaciones destinadas a exportar más

De forma paralela a la liberalización de las inversiones, el Gobierno quiere fomentar que las empresas exportadoras abran oficinas propias en el extranjero o tomen participaciones en otras sociedades. No se trata sólo de apoyar así las ventas de mercancias, sino de evitar un equilibrio nada deseado.En efecto, el nivel que han alcanzado las inversiones extranjeras en España, unido a la escasa significación de las españolas en el exterior, amenaza a la balanza de pagos con unas pérdidas anuales por la exportación neta de beneficios de casi tanta envergadura como el superávit o diferencia entre los ingresos por inversiones extranjeras y los pagos por inversiones en el exterior.

En la primera mitad del año, las inversiones que entraron en España excedieron en 360-000 millones de pesetas a las que salieron. Este saldo, además de superar en un 162% al de enero-junio de 1985, rebasa al previsto para todo el año 1986, que asciende en las últimas previsiones gubernamentales a 327.000 millones.

Sin embargo, las salidas y, entradas de beneficios procedentes de las inversiones extranjeras o de las españolas en el exterior presentan un déficilanual de tanta magnitud como el actual superávit del saldo inversor. Cada año salen unos 300.000 millones de pesetas; más de los que entran.

Los apoyos del Gobierno serán dirigidos a dos frentes: la mejora de los créditos preferenciales que ofrezca la banca y las subvenciones presupuestarias directas. Su concreción dependerá del plan de apoyo a la exportación y de los Presupuestos del Estado para 1987, que han sido declarados abiertos a estas novedades.

España dirige a la Comunidad Europea cerca del 70% de sus ventas al exterior y sólo un 24% de sus inversiones. Este último porcentaje apenas supera al 21% alcanzado en 1985 por los países, calificados como paraísos fiscales.