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Gitanos

Rosa Montero

La penúltima escaramuza ha sido en Murcia, pero se trata de una indignidad habitual y muy extendida: seis niños gitanos han osado apearse de sus colinas de chatarra y mugre e ingresar como alumnos en un colegio. Entonces la inmensa mayoría de padres y madres de ese centro se han rasgado las vestiduras y han dejado al aire sus vergüenzas, esto es, una carne blanca, definitivamente paya y muy brutal.Los padres y madres murcianos andan librando un singular combate contra su propia dignidad. Quizá sea ésta la primera vez que pelean juntos; quizá nunca han sabido unirse, antes de ahora, para pedir lo que la sociedad les debe mejores escuelas, por ejemplo. Porque es en aquellos que ignoran el alcance de sus propios derechos en quienes prende con más fuerza la demencia del tumulto, el regusto acre y, bestial del linchamiento.

Ahí están esos, padres y esas madres, enloquecidos con una rabia sin razones, impidiendo que sus hijos acudan al colegio, cerrando la puerta de la escuela con candados. Después, y ahítos de gritar, quizá acudan a ver El color púrpura y llorarán lágrimas; redondas y muy blandas con las penalidades de esa protagonista. tan oscurita y simpática: los padres y madres inurcianos son gente sensible. ¿Racismo en España? Ni pensarlo. Racismo el de Estados Unidos,en donde, hará tres décadas, hubo que poner escolta policial a los niños negros que acudían a las escuelas de los blancos, porque esos yanquies canallas no querían dejarles entrar. Nuestro caso es muy distinto. Nuestros gitanos no son como esos negros tan listos y tan guapos que salen en las películas, sino que son un pueblo roído de pupas, enfermo de miseria y, sobre todo, analfabeto. Y si son analfabetos, ¿para qué tanto interés en estudiar? Que se vayan los niños gitanos del reducto payo de la educación y la cultura. Que regresen a sus montones de chatarra, a dar cantazos a las ratas y cazar moscarras verdes, que es lo suyo. Hundámosles en el gueto del olvido y que continúe esta situación de esclavitud sin amo por los siglos de los siglos.

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