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ROD STEWART, EN ESPAÑA

La bella y la bestia

Yo, que soy un asiduo de las revistas del corazón, he de confesar que me encontré gratamente sorprendido al ver a Roddy, nuestro ídolo, en compañía de las tres hermanas Hurtado. No sabía qué pensar. Parecían los Beatles unidos otra vez con Lucy in the sky with díamonds.Semanas después mi sorpresa fue enorme al encontrar el maravilloso cuento de Perrault La bella y la bestia a todo color y por 150 pesetas. Rod Stewart era entrevistado por Estefanía de Mónaco. La bestia era entrevistada por la bella, ¿o acaso era la bella entrevistada por la bestia? Do you think I'm sexy? Supongo que Estefanía de Mónaco, aristócrata y novata, quería aprender algo de este gran cantante, de este viejo rockero, con más de 25 años de carretera y escenarios a sus espaldas y que siempre tiene algo que decirnos a todos.

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Barcelona, junio de 1983: un concierto maravilloso. La plaza de toros, a tope. Luces y sonido funcionaron a la perfección. Rod Stewart ofreció un concierto genial, con su voz rota, su sentimiento y su enorme capacidad de comunicación con la gente. Quedé anonadado. Poco después le volví a ver en Madrid, en un campo del Rayo, en el que el cantante pudo desplegar todo su arte en un escenario grande, cómodo, con chicas y balones.

La primera vez que escuché a Stewart, hace más de 15 años, no llegaba a entender cómo una voz rota, como de borracho, podía emocionarme de esa manera. Acostumbrado a voces más engoladas, las primeras audiciones te remitían a un tipo de voz tosca y callejera; sin embargo, al oírlo más veces te dabas cuenta de que detrás de esa aparente vulgaridad estaba todo un mundo de Sarri Coolces, Otis Redoding, James Brown; en definitiva, un homenaje a la música negra.

Corren tiempos en los que la depresión es tan común como un helado de pistacho. Cuando se cae en ese pozo innombrable lo mejor es usar estimulantes. He de confesar que uno de los más eficaces, al menos en mi caso, es poner a todo volumen el Passión o Little queennie, de Chuck Berry, cantado por este seductor de hombres y mujeres. Me cae bien este tipo. Sus escándalos, sus mujeres, sus fiestas, sus aviones destrozados, sus orgías me recuerdan a mi admirado Giacomo Casanova, con la sola diferencia de que, mientras el veneciano viajaba en góndola, aquél vuela, porque en realidad lo que hace en el escenario no es sino volar y hacernos volar a todos. Sus movimientos, saltos y caderazos me recuerdan a un carnicero tipo Gerard Depardieu, pero con el alma del Mick Jagger de los mejores tiempos.

No me gustaría terminar este comentario sin dejar constancia de la emoción que me embargó cuando se anunció la posible gira conjunta de Elton John y Roddy. Sentí que por primera vez podía contemplar en un escenario a los Fred Astaire y Ginger Rogers de los ochenta. No pudo ser. Sólo me queda esperar que el Maggie May de hoy me ponga la misma carne de gallina que el My way del maestro Sinatra.

Y llegamos al final del cuento.

Tengo la convicción de que la bella y la bestia son la misma persona: señoras y señores, con todos ustedes Rod Stewart.

Javier Gurrruchaga es líder y cantante de la Orquesta Mondragón.

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