Católicos chilenos se enfrentan al arzobispo de Santiago
Los católicos de comunidades de base y los sacerdotes de los barrios humildes de Chile han puesto en marcha una serie de acciones de protesta para evitar que el arzobispo, de Santiago, Juan Francisco Fresno, oficie el tedéum al que asistirá el próximo jueves el general Pinochet con ocasión de la fiesta nacional de Chile. Esa ceremonia se ha convertido en una prueba para comprobar las relaciones entre la jerarquía eclesiástica y el régimen.
Los grupos católicos de las poblaciones (las villas miseria que rodean Santiago) han pedido a Fresno que no legitime con su presencia en el tedéum a un Gobierno que acaba de expulsar a tires sacer dotes franceses que trabajaban en el barrio de La Victoria y de poner un plazo para la salida del país a otros dos curas norteamericanos Además de manifestaciones y misas, como las celebradas ayer, los sacerdotes de las comunidades de base han pedido que todos los jueves, a las 14.30, se hagan sonar la campanas de las iglesias para protestar por las expulsiones. Fresno, más conservador que su predecesor, Raúl Silva Henríquez reiteró ayer su decisión de oficiar "como, es tradicional" el tedéum, en el que "se pedirá por Chile y sus gobernantes", y al que asistirán también los integrantes de la Junta Militar.
Por otra parte, ayer salió del país rumbo a Canadá, después de ser dada de alta, la joven Carmen Gloria Quintana, que fue quemada por una patrulla militar en la protesta del pasado 2 de julio junto a otro muchacho, Rodrigo, Denegri, que murió a consecuencia de las quemaduras. La joven, según han indicado sus familiares, recibirá en Canadá curas médicas para recuperarse de sus heridas y tratamiento psicológico para superar la fuerte crisis que sufre.
Carmen Gloria Quintana, que estuvo durante varios días en coma, ha sido operada en 15 ocasiones para reimplantarle el 98% de la piel de su cuerpo. Ha necesitado piel de una decena de donantes, y los médicos le han prohibido por ahora que se mire al espejo. Su madre ha contado que cuando la vio por primera vez se echó las manos a la cara horrorizada.
El capitán de la patrulla militar que ordenó prender fuego a los dos manifestantes, Pedro Fernández, se encuentra detenido, aunque la primera versión oficial de los hechos aseguraba que los dos jóvenes se habían quemado con los cócteles molotov que ellos mismos transportaban.
Todos los testigos y la misma Carmen Gloria han declarado que las víctimas fueron rociadas con gasolina por los militares, que después les prendieron fuego en plena calle. La joven quemada ha manifestado que previamente los soldados le metieron la bocacha de un fusil por el ano. Uno de los abogados que defienden a los quemados ha sido procesado por ofensa a las Fuerzas Armadas, y el otro, Luis Toro, estuvo a punto de perder la vida el viernes, cuando un grupo incontrolado irrumpió durante la madrugada en su casa. El caso se encuentra en manos de un tribunal militar, ya que los jueces civiles se habían declarado incompetentes.
[Por otra parte, la sección española del Instituto Internacional de Prensa facilitó ayer un comunicado en el que manifiesta su profunda alarma por la situación crítica en que la acción represiva del régimen del general Pinochet ha colocado, a los medios informativos en Chile. La muerte del periodista José Carrasco, señala el comunicado, "adquiere un significado particularmente ominoso. A través de ella, como a través de la clausura de la publicaciones de oposición, la dictadura pretende imponer, con el miedo y la muerte, la más brutal de las censuras a los ciudadanos". En ese mismo mareo, prosigue el comunicado, hay que colocar las expulsiones de enviados especiales. "Cualquier avance hacia una normalización que posibilite un proceso pacífico de democratización implicará como condición previa", concluye la nota, "que se levante la mordaza tan ferozmente impuesta a los medios informativos en Chile"].
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