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Las ciudades históricas no deben convertirse en museos, según expertos de la Unesco

La preservación y la conservación de las ciudades históricas deben adaptarse a las exigencias y a la evolución de la vida contemporánea a fin de evitar que éstas se conviertan en lugares muertos, en museos al aire libre. Esta es la principal conclusión a la que ha Negado una treintena de expertos en patrimonio de la Unesco que, reunidos durante tres días en Toledo, han elaborado una Carta internacional de las ciudades históricas, documento que recoge las líneas maestras que deben regir en la protección de los centros históricos.Este texto, elaborado por una comisión de especialistas de la Unesco, y aprobado en Toledo el pasado día 9 tras la conclusión de sus trabajos, deberá ser ratificado por la asamblea del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), que tendrá lugar en Washington en octubre de 1987. El texto será presentado previamente en París, a finales de este año, al comité ejecutivo de dicho consejo internacional.

La Carta internacional de las ciudades históricas es una especie de decálogo de recomendaciones, principios y actuaciones que deben acometerse para la conservación de los monumentos. Sus autores son expertos en el patrimonio histórico-artístico de Europa, América y África.

Icomos es la única organización internacional no gubernamental que, dependiente de la Unesco, se dedica desde 1965 a la promoción de la teoría, metodología y tecnología aplicadas a la conservación de monumentos y conjuntos históricos.

El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios pretende completar la Carta de Venecia de 1964, que se centra sobre todo en la preservación de monumentos. Los expertos señalan, entre los principios que deben inspirar la preservación de las ciudades, aquellos que se refieren a su "vertiente social y humana".

La filosofía de la Carta internacional de las ciudades históricas recoge que éstas deben ser un reflejo de su vida social, deben representar la diversidad de culturas y favorecer la vida individual y social de los seres que la habitan.

El texto aprobado por los expertos de Icomos, entidad presidida por el francés Michel Parent, hace hincapié en que las acciones que sobre las ciudades históricas emprendan los técnicos no deben malograr el carácter e identidad de las mismas, debiéndose adaptar aquéllas a la propia evolución de cada casco histórico.

La personalidad que tienen las ciudades históricas, dice el documento, se configura precisamente por su conjunto físico: forma urbanística, aspecto externo de las edificaciones, relación de espacios urbanos y su vinculación con el entorno natural, aspectos todos que hay que salvaguardar.

Las amenazas

Pero la conservación de estos núcleos históricos no es fácil, como reconocen los congresistas. Esta conservación debe ir precedida de estudios multidisciplinarios, donde es indispensable la participación ciudadana sin desechar las iniciativas privadas.Los expertos de Icomos ven como graves amenazas para conservar el patrimonio de la humanidad la circulación, la contaminación y las catástrofes naturales, por lo que recomiendan que cada ciudad elabore un plan contra estos agentes externos.

Paralelamente a este trabajo, hay en marcha un proyecto de convenio entre el Ayuntamiento de Toledo (ciudad que será declarada patrimonio de la humanidad por la Asamblea de la Unesco antes de finales de año), la Diputación, el Gobierno de Castilla-La Mancha e Icomos para crear en la capital castellano-manchega un Comité Internacional Regional para las Ciudades Históricas del Área Mediterránea y América.

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