20.000 personas escucharon a Joaquín Sabina en la plaza de toros de Madrid
Unas 20.000 personas abarrotaron anoche la plaza de toros de Madrid en el recital de Joaquín Sabina, con el que se cerraba los Veranos de la Villa madrileña. Desde las siete de la tarde el público formaba una ordenada cola, y no terminó de entrar hasta pasadas las once de la noche, a los 20 minutos de comenzar el recital.En medio de un ambiente relajado, y con la canción Pongamos que hablo de Joaquín, de Luis Eduardo Aute, de prólogo sonoro, hizo su aparición el cantante, que con un saludo taurino, como correspondía a la ocasión y al local, dio la bienvenida con Ocupen su localidad. Durante más de dos horas Joaquín Sabina confirmó la alternativa de formar parte del reducido grupo de cantantes que llenan el coso taurino madrileño.
En el último año el público que acude a ver a Joaquín Sabina se ha multiplicado a ojos vistas. La grabación del doble álbum Joaquín Sabina y Viceversa en directo, y la subsiguiente gira veraniega, en la que han hecho ya más de 70 actuaciones con acogidas multitudinarias, constituyen el punto más alto de una carrera iniciada hace más de 10 años.
Cantante del exilio, Joaquín Sabina inició su carrera en Londres actuando en pubs, bares y recitales culturales y políticos, dando a conocer sus primeras canciones que grabaría ya en España, en 1978, en su disco Inventario, un trabajo que pasó sin gran repercusión y que el propio cantante prefiere olvidar en la actualidad.
Tras su actuaciones junto a Alberto Pérez y Javier Krahe en el local La mandrágora, de Madrid y su aparición en el programa televisivo Esta noche de Fernando García Tola, adquirió un prestigio que reafirmaron sus trabajos posteriores y convalidó cuando en 1983 se rodeó de una banda eléctrica, del grupo Viceversa, con el que graba y actúa y se acompaña en actuaciones desde entonces.
Cuando era más joven, El joven aprendiz de pintor, Juana la loca y Wisky sin soda, entre otras, fueron canciones interpretadas por Joaquín Sabina, que con Pongamos que hablo de Madrid alcanzó el mayor punto de entrega y emoción de un público variopinto y heterogéneo.
Manolo Rodríguez y Pancho Verona a las guitarras, Javier Martínez al bajo, Paco Beneyto a la batería, Marcos Mantero tocando los teclados y Teri Carrillo haciendo voces, acompañaron al cantante en una noche de creciente entusiasmo. Las historias urbanas con ritmos de rock que canta Joaquín Sabina, fueron impregnando la noche en una plaza de toros en la que apenas quedaba sitio para hacer otra cosa que escuchar, dar algún salto que otro, encender bengalas y aplaudir. Unos cientos de personas que no consiguieron entrar intentaron seguir el recital hasta el final escuchando desde la puerta los ecos de la música que sonaba en el interior.
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