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En España no ha habido romanticismo hecho y derecho, según Theilip Silver

ENVIADO ESPECIAL El profesor de Literatura de la universidad de Columbia (Nueva York, EE UU) Theilip Silver analizó lo que él denominó la agonía de la literatura castellana, en la estela de la ruina del romanticismo, en el curso de una conferencia celebrada en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, dentro del curso sobre romanticismo y literatura contemporánea que dirige el profesor Francisco Rico. Para Silver, "nunca ha habido en España un romanticismo hecho y derecho" similar al que se da entre franceses, alemanes, ingleses e italianos.

Por el contrario, a lo largo del siglo XIX y parte del XX, "un continuo goteo del detritus del romanticismo europeo aparece en las letras en lengua española", según Silver.

Esto es lo que hace explicable la potencia de la poesía en lengua española a partir del último tercio del siglo pasado, y también de la novela latinoamericana actual. La consecuencia de esta relativa ausencia de romanticismo en España es, según Silver, nefasta para las letras castellanas: "Al no tener un movimiento romántico autónomo, la literatura castellana no ha sido beneficiaria del impulso que el romanticismo dio a las otras literaturas europeas. He aquí uno de los motivos de la actual agonía de la novela castellana".

Riesgo de idiotez

La poetisa Blanca Andreu afirmó que "el romanticismo es la fiebre que impulsa al artista a hacer algo".En la misma sesión, Marta Moriarty leyó la conferencia remitida por Álvaro Pombo, que excusó su asistencia. Pombo debía haber hablado sobre Espronceda y Lord Byron, pero en su lugar prefirió hacerlo sobre Schubert y sí mismo.

Blanca Andreu inició su exposición con una afirmación oída en una charla previa: "El poeta es un hombre que en un momento dado se arriesga a parecer un idiota". El prototipo de poeta en este sentido es el romántico, enfrentado, por una parte, al clásico, y por otra, al realista.

Entre éstos tiene especial relevancia Lope de Vega, a quien Blanca Andreu definió como un poeta, "en general, intolerable", aplicándole la frase de Juan Ramón Jiménez de que la facilidad, en este caso para versificar, es mala novia.

Para Blanca Andreu, el romántico es aquel que está dispuesto a aceptar que cualquier ley puede quedar en suspenso. Esto tiene que ver, en su opinión, con el cansancio, con un cierto escepticismo desde el que no cree que vayan a llegar al mundo ni la belleza ni la justicia. De ahí que el romanticismo signifique el fin de los profetismos de la ciudad de Dios o de la ciudad del Sol. La imagen prototípica del romántico sería la del centauro: "Por debajo de su cabeza hay una línea de sombras, y sabe que esa bestia a la que va atado es su gran tesoro".

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