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Discrepancias en la Administración sobre la posibilidad de alcanzar un crecimiento del 3,5% con unos salarios del 4%

Los objetivos de crecimiento económico para el próximo año de 3,5%, con una tasa de inflación prevista del 4% y una subida de salarios muy cercana a esta última cifra, parecen imposibles de conjugar en 1987, a juicio de algunos expertos de la Admninistración, si se tiene en cuenta sobre todo que la mayor parte del esfuerzo del crecimiento se quiere que descanse sobre el aumento de la demanda interna y del consumo privado.

La discusión que algunos ministros mantienen sobre la necesidad de revisar al alza los datos macroeconómicos plantea, en el fondo, la. alternativa de si se debe mantener la lucha contra la inflación como único objetivo o si hay que flexibilizar esta cifra para lograr una mayor conjunción de los objetivos en lugar de alcanzar uno solo.El proyecto de Presupuestos. Generales del Estado para 1987 tiene por delante todavía un mes de discusión; el plazo legal de presentación en las Cortes termina el 30 de septiembre, y todavía no hay nada cerrado aunque se han adelantado algunas cifras y, sobre todo, algunos compromisos difíciles de variar. Los objetivos marcados en principio se refieren a un crecimiento del 3,5%; un 4% de aumento para precios y que el déficit público se coloque en el 4% del producto interior bruto. Los salarios, según esta tesis, deberían crecer en tomo al 4% también, que con deslizamientos se podrían acercar casi al6%.

El Consejo de Ministros viene analizando desde hace unas semanas las grandes líneas del proyecto de Presupuestos Generales del Estado y, aunque aún no ha surgido la discusión decimo tal, algunos ministros ven muy difícil la consecución de estos objetivos. Para justificar estas dificultades se apoyan en que la mayor parte del crecimiento deberá venir de la reactivación del consumo privado porque el sector exterior tampoco aportará cifras positivas al crecimiento del producto interior bruto en 1987, lo mismo que va a ocurrir en 1986.

Las exportaciones, se señala, aumentarán por debajo de lo que lo hagan las importaciones porque es lógico pensar que el dólar no se recuperará y el desarme arancelario con la CE abre bastante más el mercado español de lo que lo hace el comunitario para los productos españoles. Sólo un importante crecimiento de la actividad turística, superior al que está teniendo lugar este año, podría invertir la tendencia del sector exterior.

Salarios nominales

Según esto, debe ser la demanda interna y, sobre todo, el consumo privado el que proporcione la mayor parte del crecimiento económico durante 1987. Y aquí es donde los expertos y altos cargos de la Administración consideran poco menos que imposible de lograr si al tiempo se quiere reducir la inflación a la mitad de la prevista para 1986. Dejar la inflación en el 4% en 1987, suponiendo que se cierre el año actual con el 8%. previsto, supone imponer un ajuste salarial a la baja muy fuerte, al menos en los primeros meses del año próximo, que a algunos les parece incompatible con el crecimiento del consumo privado necesario para alcanzar los objetivos.

La discusión, que podría tomar cuerpo en algún próximo Consejo de Ministros, aunque por ahora se niega que vaya a suponer enfrentamientos fuertes, se centra en no forzar tanto la baja de la inflación, eligiendo tramos intermedios como el 5% o el 6% en el proceso de ajuste, dejando que los salarios nominales crezcan algo más de lo previsto para que el consumo privado se mantenga por lo menos en las tasas actuales. Algunos altos cargos señalan, en sus argumentaciones, que "nos estamos olvidando de temas tan básicos como el efecto multiplicador de la demanda" cuando se intenta conseguir un efecto expansivo de la economía española.

No obstante todo esto, en medios cercanos a los más críticos con los actuales objetivos macroeconómicos se afirma que no habrá duros enfrentamientos entre las dos posturas y que la situación depende todavía de la postura que acabe adoptando el presidente del Gobierno. Hasta ahora, señalan, se ha apostado por estos objetivos y nadie va a desmentirlos.

Otra cosa sería que, en la discusión, Felipe González aceptara las tesis más gradualistas del ajuste económico y, por tanto, dejara de considerar la lucha contra la inflación como objetivo único para que esta cifra empezara a compartir protagonismo con otras macromagnitudes corno el crecimiento económico, los salarios y la disminución del paro.

En lo que están todos de acuerdo es que el crecimiento por la vía del incremento del déficit público es imposible y por ello nadie discute la necesidad de que éste no aumente en cifras absolutas, entre otras cosas para que no aumente la carga financiera y siga autoalimentándose hasta alcanzar proporciones peligrosas.

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