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Más de 300.000 toneladas de maíz se hallan en mal estado por un largo almacenaje especulativo de las multinacionales

Andreu Missé

Los ganaderos españoles, y en especial los productores de carne de pollo y cerdo, están sufriendo fuertes pérdidas en sus explotaciones pecuarias por la baja calidad de los piensos, elaborados básicamente con maíz de importación que ha perdido buena parte de su poder energético. Según los fabricantes de piensos, el maíz que suministran las multinacionales importadoras que controlan este mercado ha sufrido una reducción de su capacidad energética del 20% al 60% a consecuencia del largo período de almacenaje soportado. Las mismas fuentes indican que unas 300.000 toneladas de maíz, que se comercializa actualmente con absoluta normalidad, y que se ven obligados a adquirir fabricantes y ganaderos a falta de otras existencias, han sufrido importantes mermas por las fermentaciones y podredumbres causadas por el largo período en que han estado almacenadas.

A consecuencia de esta pérdida de calidad del maíz los costes de producción se han disparado. En el caso de los pollos, en que el maíz supone el ingrediente más importante de los piensos, la escalada de los precios ha sido muy notable. Según los ganaderos, para obtener un kilo de carne de pollo son suficientes dos kilos de pienso, si éste ha sido elaborado con maíz sano y de buena calidad. No obstante, en la actualidad y a consecuencia de las pésimas condiciones del cereal son necesarios de 2,3 a 2,4 kilógramos de pienso para obtener la misma producción, según las mismas fuentes. Teniendo en cuenta que el precio de pienso se sitúa en torno a las 38 pesetas el kilo, la carne de pollo ha sufrido un encarecimiento de 11 a 15 pesetas por kilógramo, debido exclusivamente a la mala calidad del maíz.Según estudios de la Lonja de Cereales de Barcelona, "durante los últimos meses de 1985 y hasta el 1 de marzo de 1986 -fecha en que aumentaron los precios de entrada de cereales a consecuencia del ingreso de España en la CE- las compañías multinacionales que dominar, este mercado importaron más de un millón y medio de toneladas de maíz en previsión de las futuras alzas de precios, que efectivamente se han registrado". En efecto, el precio del maíz ha evolucionado de las 26 pesetas kilo de finales de 1985 a las 32 actuales, lo que ha proporcionado unos beneficios brutos superiores a los 5.000 millones de pesetas. Esta operación se complementó con la adquisición de casi un 30% de la producción nacional de cebada (10,6 millones de toneladas), maíz (3,3) y trigo (5,6), lo que provocó un alza generalizada de los precios de dos pesetas por kilógramo y unos beneficios adicionales muy cuantiosos también.

La decisión de comprar masivamente a finales de 1985 estuvo tambien motivada para evitar el gravamen del 6% de IVA que se aplicó a las transacciones de cereales a partir de principios de este año en sustitución del ITE, cuya tarifa impositiva era del 0,7%.

A consecuencia del ingreso de España en la comunidad, los precios de entrada de cereales (precio mínimo a que se puede importar de países terceros para proteger la producción nacional) experimentó un alza repentina. Este precio mínimo de entrada fijado antes por la Administración española y a partir del 1 de marzo por la CE, que incluye tanto el coste del cereal como los fletes y las tasas compensatorias, pasó de 27,97 pesetas el kilogramo a 34,6 en el caso del maíz y de 26,4 a 33,3 pesetas el kilogramo para la cebada.

La repercusión más importante de este alza de precios ha sido, de entrada, impedir a los importadores españoles el seguir comprando maíz en EE UU, donde los precios oscilan entre las 12 y 13 pesetas el kilo, y forzar la compra a Francia y Gran Bretaña, con unos precios que oscilan entre las 24 y las 29 pesetas.

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