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Directores de filmes históricos, en contra de la coloración de películas en blanco y negro

Los detractores de la coloración de películas en blanco y negro, procedimiento que se está utilizando en EE UU, sostienen que este proceso sirve tan sólo para degradar obras de arte, y lo comparan con pintar una estatua griega con un lápiz de labios. Los defensores del sistema, por el contrario, ven en él una mina de oro, puesto que permite el reciclaje de películas antiguas con la vista puesta en la obtención de grandes beneficios. Entre los detractores de la coloración de fumes en blanco y negro se encuentran grandes directores de películas históricas. John Huston y Woody Allen están también en contra.

Proceso de coloración (colorization). Tal es el nombre que recibe esta nueva técnica que, con la utilización de ordenadores, permite transformar las películas en blanco y negro en filmes en color. A medida que este procedimiento ha ido ampliándose, decenas de películas ya han sido coloreadas, situación que está provocando un agrio debate a ambos lados del Atlántico.Un grupo de cineastas británicos ha manifestado ya su protesta ante lo que considera una vulgarización de películas clásicas. Una protesta similar estudia, por su parte, una serie de directores cinematográficos estadounidenses, entre ellos John Huston y Woody Allen.

A pesar de las protestas, hay intereses comerciales que apuntan a la próxima coloración de películas clásicas como El halcón maltés, Casablanca o Ciudadano Kane. Ya han sido coloreadas Qué bello es vivir, de Frank Capra, y Yanki Dandy, de Michael Curtiz.

El procedimiento computedorizado que se sigue para colorear resulta caro y es aún muy lento: consiste en pasar una película en blanco y negro a una cinta de ví

deo y, fotograma a fotograma, transformarla en un filme en color. El precio medio del proceso oscila entre los 2.000 y los 3.000 dólares por minuto (entre 270.000 y 400.000 pesetas) de película coloreada. Aunque colorear una película entera llegue a costar entre 250.000 y 300.000 dólares (entre 33 millones y 40 millones de pesetas), algunos empresarios cinematográficos lo consideran como una inversión rentable. Preferir el color.

Según Wilson Markle, presidente de Colorization Inc., de Toronto (Canadá), las razones por las que se dedica a este negocio son crematísticas: "A la gente no le gusta el blanco y negro, prefieren el color; y cuando nosotros les ofrecemos películas coloreadas, las compran".

En un sentido similar se manifiesta Earl Glick, presidente de Hal Roach Studios: "Los que adquieren películas para su posterior distribución y venta, como cadenas de televisión o redes de televisión por cable, clasifican cualquier filme en blanco y negro como un producto menor y no pagan tanto por él como por películas en color".

En apoyo de sus opiniones, los ejecutivos de Hal Roach citan un estudio de audiencia llevado a cabo por la compañía, según el cual el 85% de los espectadores sólo ve algo si el producto es en color. Según Glick, "en el grupo de edad inferior a los 20 años, ninguno de los encuestados quiere ver nada que sea en blanco y negro".

Woody Allen, que rodó varias películas en blanco y negro, considera que la coloración es "una práctica horrible, absolutamente venal, antiartística y contraria a la integridad y coherencia de todo cineasta". Pero los reivindicadores del proceso de coloración sostienen que tales quejas no son razonables.

'Traición'

El grupo de directores británicos agrupados en torno a la Directors Guild Great Britain ha solicitado una ley que impida lo que ellos consideran una "deformación" de una parte importante de la herencia cultural que han dejado. Así, Fred Zinnemann, director de Solo ante el peligro y presidente de honor del citado grupo británico, opina que "esas películas estaban concebidas en blanco y negro y, al añadirles el color, se traiciona la intención originaria del cineasta. Y esto hay que impedirlo porque daña o destruye el estilo peculiar de cada filme". Se han unido a las protestas de Zinnemann directores como Richard Atteriborough, Stanley Kubrick, David Lean, Karel Reisz y Alan Parker.En Estados Unidos, el American Film Institute espera poder poner en marcha una campaña similar. Según el fundador del instituto, George Stevens hijo, "si este proceso de coloración se extendiese, representaría una vulgarización de algunas de las más importantes obras de creación realizadas en este país en el presente siglo". John Huston, por su parte, califica la coloración "como una impertinencia del calibre de alguien que pretendiese rebajar las calidades de una pintura de Leonardo da Vinci".

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