_
_
_
_

Un volcán

Czerny, discípulo de Beethoven, le enseñó piano; Salieri, músico de la corte de Viena, armonía. En París conoció a Berlioz, a Chopin. Con la condesa de D'Agoult tuvo tres hijas. Una de ella, Cosima, se casó con Wagner. Deambuló por toda Europa. En Kiev conoció a la princesa Wittgenstein, con la que vivió uno de sus incontables amoríos. Recibló órdenes menores y se instaló por algún tiempo en el Vaticano. Pero de nuevo saltó a los caminos tras las huellas de la vida errante. Cuando murió en Bayreuth su rostro era por fin de descanso. Su vida fue, como su, época, un volcán soterrado, que de vez en cuando estallaba bajo sus manos, en el teclado de un piano.

Más información
Franz Liszt murió hace un siglo en Bayreuth
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_