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OFENSIVA DE ETA EN MADRID

Sensación de impotencia y críticas a la policía en Defensa

Carlos Yárnoz

Las autoridades del Ministerio de Defensa transmitían en sus comentarios tras el atentado de ayer una sensación de impotencia y de crítica a la policía, a la vez que insistían en la suerte de que no hubiera victímas mortales. Las plantas cuarta -la del ministro-, quinta -Dirección de Política de Defensa-, octava -Dirección de Personal- y novena -Dirección de Infraestructura- fueron alcanzadas por granadas. El ministro de Defensa, Narcís Serra, y el secretario de Estado, Eduardo Serra, no estaban en el edificio al producirse la acción terrorista.

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"Con la explosión se rompió la ventana del despacho de las secretarias y todos los cristales cayeron sobre una de ellas", decía el subsecretario del ministerio, Gustavo Suárez Pertierra. "Salí despedido de la silla, caí al suelo y continué escuchando explosiones", contaba el secretario personal del ministro, Lluís BaIlbé. A sólo 20 centímetros por encima de la ventana de su despacho estalló una granada contra la pared y rompió parte del gran ventanal de la habitación. "Me tumbé sobre mi mesa y esperé a que empezaran a caer cascotes, porque pensé que iba a derrumbarse el edificio", contaba un oficial que estaba en la segunda planta."Le han puesto [al ministro] una bomba bajo su propia silla" contaba un jefe militar mientras señalaba el fuerte impacto de la granada, que chocó a sólo medio metro de una de las tres ventanas del despacho de Narcís Serra, quien llegó al ministerio, procedente de Barcelona, después de atentado. Esas tres ventanas tienen cristales blindados, pero el artefacto los hubiera traspasado con facilidad de haber chocado contra ellos.

El despacho del general Federico Michavila, director general de Personal, fue el que más sufrió las consecuencias del ataque. La mesa de trabajo, llena de polvo y cristales, está situada entre do ventanales. Por la parte baja del de la izquierda penetró una de las granadas, arrastrando en su camino cristales, hierros de la estructura de la ventana, trozos de yeso de la pared y las cortinas, que ardieron. Una librería situada frente a la ventana presentaba innumerables incrustaciones de metal.

Michavila despachaba en el momento del atentado con el vicealmirante Carlos Vila, subdirector general de Enseñanza, que resultó herido leve en el pecho. al ser alcanzado por la metralla. "Salieron por su propio pie, y en silencio, en medio del humo", contaba, nerviosa, Felisa Celada, una de las secretarias de Michavila. "El general pidió un médico para que atendiera al almirante", decía el teniente coronel Vinuesa, ayudante de Michavila. "Han vuelto a nacer hoy", comentaba un oficial.

Impactos en la quinta planta

En la quinta planta, y junto a las ventanas del despacho del director de Política de Defensa, almirante Fernando Nárdiz, estallaron dos granadas. Una de ellas traspasó la pared de la fachada, cruzó el despacho del capitán San José -que se encuentra de vacaciones-, volvió a perforar un segundo tabique y sus restos alcanzaron un pasillo central, sin causar daños personales.Después del atentado, Narcís Serra y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Ángel Liberal Lucini, recorrieron por separado los lugares afectados. En algunos de ellos, el personal auxiliar, especialmente secretarias, había abandonado sus puestos a petición de sus superiores, ante las escenas de pánico y nerviosismo que siguieron a las explosiones.

A última hora de la mañana, el comentario generalizado en Defensa era el de destacar la sensación de impotencia en el departamento, a la vez que se escuchaban algunas críticas a la labor antiterrorista que desarrolla la policía. "Son los terroristas los únicos que parecen disponer de buena información, y esto es algo que no se puede tolerar", decía un alto cargo.

"Cuando en 1983 estuvimos en disposición de tener nuestro propio grupo antiterrorista, con 25 sargentos perfectamente preparados e instruidos por técnicos estadounidenses, tampoco nos dejaron actuar", recordaba un jefe militar. "El Gobierno sabe lo que debe hacer ante estos actos", comentaba, tranquilizador, otro jefe.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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