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La oposición boliviana acusa a Paz Estenssoro de atropellar la Constitución por permitir la entrada de tropas de EE UU

Una fuerte controversia respecto a la legalidad o no de la presencia de efectivos del Ejército de Estados Unidos en Bolivia acompaña a la mayor operación antinarcóticos que se efectúa en Bolivia y en la que indirectamente están colaborando otros países de la región. Dirigentes políticos y sindicales acusan al Gobierno de Víctor Paz Estenssoro de estar "propiciando el atropello a la Constitución, a la soberanía nacional y a la dignidad de las fuerzas armadas" con la presencia de militares extranjeros, para la cual no se solicitó autorización expresa del Congreso boliviano.

El Gobierno rompió el jueves un pertinaz silencio de tres días para admitir la presencia de "alrededor de 160 estadounidenses entre pilotos, mecánicos y técnicos en telecomunicaciones" y el apoyo de seis helicópteros Black Hawk, dos aviones de reconocimiento (de la Oficina Antinarcóticos de Estados Unidos -Drug Enforcement Administration-) y un avión C-130 para transporte de carga y combustible.Portavoces gubernamentales dijeron que el poder Ejecutivo no necesita el aval del Congreso, dado que los efectivos del Ejército de Estados Unidos "no son militares sino policías" y la operación se efectúa en el contexto de varios convenios internacionales y bilaterales.

El presidente, Víctor Paz Estenssoro, fue mucho más allá en la justificación de la presencia de los militares estadounidenses al advertir, ayer en Santa Cruz, que el narcotráfico representa un grave riesgo para los sistemas económicos, pero también "hace peligrar la seguridad y la estabilidad democrática del continente".

Mientras tanto, en Trinidad, a 414 kilómetros, en línea recta al noreste de La Paz, continuaba por tercer día consecutivo la mayor operación antidroga que se haya montado nunca en Bolivia, rodeada del mayor hermetismo. Aun cuando en La Paz se señaló que se está "montando la estructura logística para las operaciones", ésta parece haber comenzado ya pero su conocimiento está restringido al ministro del Interior, Fernando Barthelemy, al comando de la policía y, naturalmente, a la Embajada de Estados Unidos en Bolivia.

Apoyo multinacional

De acuerdo a informes extraoficiales, la operación tiene también el apoyo de los Servicios de Inteligencia de Colombia, Brasil y Perú. Colombia, país afectado asímismo por el narcotráfico a gran escala, informó al Gobierno boliviano de la presencia de casi un centenar de avionetas colombianas, que llegaron para escapar de la policía tras el asesinato del ministro colombiano Rodrigo Lara Bonilla.Las avionetas colombianas se han constituido supuestamente en el eje del sistema de transporte de droga tanto en territorio boliviano como en otros países de la región En Bolivia, desde las pistas clandestinas del Chapare, situado geográficamente en el centro del país y considerado como uno de los principales centros de producción de pasta y sulfato base, las avionetas trasladan, al parecer, el producto hacia una de las 633 pistas clandestinas descubiertas en la selvática región del Beni (que tiene una extensión superior a los 213.000 kilómetros cuadrados), con destino a uno de las decenas del laboratorios montados bajo el camuflaje de haciendas ganaderas, aserraderos o en pleno monte, bajo la dirección preferentemente de químicos colombianos. Desde el pueblo de Santa Ana, en el Beni, considerado como el punto vértice de un triángulo, cuyos extremos se extienden hacia Cobija, al oeste de la capital de Bando, y hacia Manoa, en el este, sobre el río Madera, se encuentran las principales rutas del tráfico de cocaína hacia el exterior.

Una ruta nueva parte, según parece, desde Magdalena, en Bolivia, hasta Costa Marques, en Brasil, sobre las aguas del río Itenez, uno de los subafluentes del Amazonas. De acuerdo con informes siempre extraoficiales, Brasil está reforzando sus fronteras con vigilancia especial a lo largo de los más de 3.000 kilómetros de la línea divisoria común para evitar que los traficantes se refugien en territorio brasileño. Similar actitud adopta Perú, según las mismas fuentes.

En Trinidad, la capital del Beni, se supo que las fuerzas conjuntas están estableciendo una serie de bases o puntos de apoyo logístico para que efectivos bolivianos, conocidos como los leopardos (tropas elite de la policía entrenadas en la lucha antinarcóticos), inicien una acción envolvente que termine acorralando a los traficantes de cocaína que hicieron del Beni, por su extensión y abandono, su principal refugio y el mayor centro de comercialización de su producto.

La acción principal será la de anular las comunicaciones aéreas y la utilización de los potentes equipos radiotransmisores que poseen los narcotraficantes mediante la vigilancia aérea y el uso de avanzados equipos traídos por los estadounidenses. Mientras la tensión ciudadana crece ante el anuncio de la operación antinarcóticos, pobladores del Beni comentan que los principales cabecillas del tráfico de cocaína han abandonado Bolivia para ponerse a buen recaudo en "algún lugar del mundo".

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