Sobre incorrecciones
En su edición del domingo 6 de julio de 1986, bajo el título El Ombudsman, y refiriéndose al subtítulo Incorrecciones en los términos militares, se lee lo siguiente:"En ocasiones, los lectores nos remiten recortes de periódico donde se observan incorrecciones re-
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lativas a términos militares".
Efectivamente, yo, como lector asiduo de EL PAÍS, iba también a remitirle antes algunos recortes tras encontrar de cuando en cuando vicios de dicción en sus columnas. Y esto me preocupa un poco, pues, por ser la persona responsable de nuestra sección de español en lo que respecta a su eficiencia lingüística, suelo recomedar la lectura de su periódico a nuestros traductores hispanohablantes, con la finalidad de que permanezcan al tanto del idioma español en todos sus aspectos. De esta manera, se evitan los anglicismos y solecismos al preparar una traducción al castellano.
No sé por qué han adaptado ustedes la voz extranjera ombudsman. Esa dicción, evidentemente, no aparece en ninguno de nuestros diccionarios, pero sí aparece en los diccionarios ingleses. La palabra proviene del sueco, y significa comisionado. El diccionario inglés Collins dice que el ombudsman es (traduciendo el significado) "un oficial que investiga las quejas de los ciudadanos contra el Gobierno o sus funcionarios". Yo creo que el vocablo que más se aproxima al significado en nuestra lengua sería mediador, y así lo traduce el diccionario de la editorial Larousse.
Ahora, la dicción entradilla supongo que es un diminutivo de entrada. ¿Qué es lo que quiere significar su colaborador al mencionar esta palabra? Tenemos aquí diccionarios especializados en términos de imprenta, pero ninguno incluye la dicción entradilla.
En su edición del jueve s 3 de julio me encontré también con la dicción colisionar. Este verbo no existe en nuestra lengua, ¿por qué han de emplearlo? Luego aparece aisladamente la voz extranjera aparhteid (segregación racial) sin dar explicación alguna. Aunque últimamente la palabra está haciéndose universal, no todo el mundo de habla española sabe lo que significa (y hablo a través de la experiencia).
Al parecer, sus colaboradores, al refutar una queja de parte de los lectores, no copian exactamente lo que dicen los diccionarios. Por ejemplo, el diccionario de la Real Academia, al definir armada, expresa: "Conjunto de fuerzas navales de un Estado" (aunque en realidad Estado es sinónimo de nación); véase tomo I, edición 1984.
El diccionario de María Moliner, que suele criticar al de la Real Academia, define armada de varias maneras: "Fuerzas navales. Marina de guerra. Conjunto de las fuerzas de mar de una nación. Escuadra. Flota. Conjunto de barcos de guerra".. Luego está la definición de marina: "Conjunto de los barcos de una nación. Organización completa alrededor de ellos".
Y Ejército, según el mismo diccionario, es el "conjunto de todas las fuerzas militares de un país o que operan juntas en una guerra".
No es necesario ser militar profesional para estar al corriente de la terminología militar empleada en los distintos países de habla española, basta con leer asiduamente el tema correspondiente. Esto me conduce al hecho demostrable de que un civil que trabaje en una fábrica de armas ligeras o pesadas es capaz de armar y desarmar un arma con mayor rapidez que un soldado, por la sencilla razón de que el ciudadano está bien familiarizado con los diferentes componentes que constituyen el utensilio bélico, aunque no lo utilice para disparar.
Y para concluir este argumento, leí también en uno de sus textos la expresión a por con el significado de a buscar o a traer (por ejemplo, ir a por el vino). La gramática de la Real Academia la condena como solecismo. La proscripción de a por viene siendo, según lo declara Moliner, un tópico escolar, igual que, por ejemplo, la de me se, y su uso puede representar una originalidad entre los escritores, pero las personas instruidas tienden a evitarlo aun sin tener conciencia del veto académico.-
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