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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los progresos de Eureka

LA RECIENTE reunión de los ministros de Industria de los 18 países europeos miembros del proyecto Eureka ha permitido dar un paso adelante en la integración técnica del continente. Los ministros aprobaron un total de 62 proyectos por un valor de 2.100 millones de dólares. También rechazaron la solicitud de adhesión de Yugoslavia, aduciendo que la economía de este país no es de mercado. Este punto es de gran importancia para el futuro, puesto que el desarrollo final del proyecto depende de la capacidad de los países que lo integran -y en primer lugar de los miembros de la Comunidad Europea- para constituir un auténtico mercado común, libre no sólo de trabas aduaneras sino también de aquellas otras más sutiles pero no por ello menos insidiosas, de las homologaciones y de otras normas de carácter nacional que frenan la libre competencia. Los proyectos de Eureka nacen con vocación europea y sólo se justifican por la existencia de un mercado de más de 200 millones de consumidores.En la reunión no todo fueron acuerdos. Algunos países han expresado su inquietud por las ayudas estatales a los proyectos en cuestión. El Gobierno británico ha manifestado su voluntad de financiar hasta la mitad de los gastos de las empresas del Reino Unido que participan en el proyecto Eureka, mientras que el Gobierno francés apoya a sus empresas con un 40% de la financiación. Dicho de otra manera: el proyecto resultará caro para los contribuyentes, aunque de todas formas todo el mundo está de acuerdo en que más vale ayudar con fondos públicos al desarrollo de productos de alta tecnología que enterrar miles de millones en la financiación de la política agraria común. El desarrollo de estos proyectos es la mejor garantía de supervivencia de las industrias europeas de punta.

Los gobiernos se esforzarán también en allegar fondos privados de capital de riesgo hacia los proyectos del programa. El capital de riesgo está conociendo un rápido desarrollo en la mayoría de los países europeos, y aunque las cantidades movilizadas no son muy importantes, su destino coincide en líneas generales con el que figura en los objetivos del programa Eureka.

Como suele suceder en esta clase de reuniones, la burocracia también tuvo su parte de protagonismo, al decidirse la creación de una pequeña secretaría, cuya misión consistirá en recibir los proyectos y facilitar información a quienes estén interesados en participar. Este punto fue objeto de discusión entre los Gobiernos y la Comisión de Bruselas, que no ve con buenos ojos la proliferación de secretarías fuera de su control. La decisión responde al deseo de crear una estructura flexible que escape a las complicadas reglas de la burocracia de Bruselas. Lo que queda por ver es si la oficina no terminará transformándose también en una especie de ministerio de la alta tecnología, reproduciendo los defectos que trata de evitar.

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Hasta el momento la participación española en Eureka es más que digna: nuestras empresas se encuentran integradas en 13 proyectos. Lo que demuestra que en realidad los problemas españoles no tienen que ver tanto con la innovación teórica como con la práctica de las ideas, y sobre todo con la comercialización de los productos. En cualquier caso, la colaboración con otras empresas europeas constituye un excelente desafío para los participantes en el programa.

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