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EE UU y Cuba intentan restablecer el tratado de inmigración

Francisco G. Basterra

Estados Unidos ha decidido abrir un portillo en sus tensas relaciones con Cuba. La próxima semana, funcionarios de ambos países se reunirán en México para intentar restablecer el tratado de inmigración, firmado en diciembre de 1984 y suspendido por Fidel Castro cinco meses después en respuesta al inicio, por Washington, de las emisiones de Radio Martí dirigidas a Cuba. Fuentes gubernamentales norteamericanas dijeron ayer que los programas de Radio Martí, que depende de la emisora de propaganda norteamericana La Voz de América, se seguirán emitiendo y no son negociables.La Casa Blanca confirmó las conversaciones, a nivel de funcionarios de medio rango, y dijo que versarán únicamente sobre el acuerdo de inmigración y no sobre cuestiones secundarias. Por el acuerdo de 1984, Castro se comprometía a recibir de nuevo a los 2.700 delincuentes y enfermos mentales que envío a Estados Unídos con el éxodo de marielitos, en 1980, a cambio de que Washington aceptara a 1.000 presos políticos cubanos y a sus familias y abriera la inmigración normal de cubanos, a razón de 20.000 personas al año. Las relaciones entre Washington y La Habana están congeladas al mínimo desde la llegada de Ronald Reagan al poder, a pesar de los reiterados intentos de Castro por lograr un deshielo.

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Washington podría prometer a Castro, como concesión para poner en práctica el acuerdo, que no establecerá la Televisión Martí, que reclaman sectores ultraconservadores e influyentes en la Administración de Reagan. Otra posibilidad sería levantar parcialmente la prohibición a los norteamericanos para viajar a Cuba. Radio Martí emite 17 horas de programación diarias, con informativos cada media hora. La utilización del nombre del héroe de la independencia cubana fue considerada por Castro como un "grave insulto". Los programas más populares son las novelas, como Esmeralda y Lucecita, que han hecho furor en la isla caribeña y los espacios de música moderna.

El Departamento de Estado lamentó ayer la filtración de la noticia porque podría poner en peligro las conversaciones, que le habría gustado mantener en secreto, antes de ver si se puede llegar a un acuerdo. Fuentes norteamericanas explican que ha sido el Gobierno cubano el que ha mostrado interés en reanudar el diálogo sobre la emigración, debido a la difícil situación económica por la que atraviesa la isla «y a la necesidad de ingresar divisas con un tráfico por mal de cubanos entre los dos países. En los últimos meses, Castro, a través de obispos católicos norteamericanos o miembros del Congreso que han visitado Cuba, ha enviado mensajes a la Administración pidiendo la reapertura del diálogo. En el Congreso del partido, el pasado invierno, volvió a insistir en ello.

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