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Homenaje intimista a Espriu en Mérida

El poeta Salvador Espriu recibió ayer el primer homenaje nacional que se le tributa tras su fallecimiento, ocurrido en febrero de 1985. Este homenaje ha sido promovido por el Festival de Teatro de Mérida (Badajoz), que anoche inició su ciclo grecolatino con el estreno de su Antígona. La obra del escritor catalán se representa por primera vez en castellano, en una versión realizada expresamente para este montaje por el poeta Francisco Brines. Fue un homenaje intimista, que registró la ausencia de autoridades del terreno político-cultural de las administraciones central y catalana.

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Estas ausencias se suplieron con las intervenciones del director teatral catalán Ricard Salvat, del crítico teatral José Monleón, director del festival de Mérida; la cantante Marina Rosell; Guillermo Heras, director del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas (CNNTE), y del director teatral Joan Ollé, así como la clausura de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente de la Junta de Extremadura, que, junto con Antonio Vélez, alcalde de Mérida, y Francisco España, consejero de Cultura y Deportes de esta comunidad, asumió la oficialidad del acto.

El magisterio de Valle

José Monleón intentó, sin llegar a conseguirlo, que acudieran al homenaje algunos escritores e intelectuales de la generación de Salvador Espriu, como Pedro Laín Entralgo, Rosa Chacel o Juan Gil Albert, quienes excusaron su asistencia por diversas razones.Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente de la Junta de Extremadura, analizó la figura de Salvador Espriu partiendo de la unión de las diferentes realidades que hoy se conjugan desde Mérida en torno al escritor, dramaturgo y poeta catalán: Roma, Grecia, España, Cataluña, Castilla y Extremadura. "Me interesa comprender", comentó Rodríguez Ibarra, "el enigma peninsular que él ayudó a resolver. Espriu es un poeta universal, y va dentro del carácter extremeño no encerrarnos en fronteras, agradecer al pueblo catalán como nos han acogido y estar abiertos al concepto de universalidad".

El director teatral Ricard Salvat centró sus palabras en la personalidad teatral de Salvador Espriu. Salvat, quien además de amigo del escritor fue uno de sus más cercarnos colaboradores en la vertiente dramática del poeta, afirmó que Salvador Espriu fue el primer autor que recogió el magisterio de Valle-Inclán, escribiendo en una lengua que en aquel entonces todo el mundo creía muerta. Agregó que a través de la obra y el ejemplo de Espriu se canalizó la posterior normalización de la literatura catalana.

Para Ricard Salvat, este homenaje recoge algo que Salvador Espriu siempre deseó, y la Antígona que anoche se estrenó en Mérida en versión castellana cobra un nuevo y distinto valor al que tuvieron las versiones en catalán, realizadas y revisadas por el propio poeta en los años 1939, 1955, 1962 y, 1976.

El homenaje fue impulsado por José Monleón, en cuanto director del festival de Mérida. El acto celebrado ayer obedece a que en su edición de este año el festival extremeño gira en torno al cincuentenario de la guerra civil -"una guerra que hay que recordar con horror, como hacía Espriu", dijo Monleón- y también al análisis del mito clásico en el pensamiento contemporáneo.

Asimismo, el acto se basa en que es muy importante que un escritor de la talla de Salvador Espriu plantee, precisamente desde la lengua catalana, la idea de fraternidad con el equilibrio con que lo hace y sin desvirtuar en absoluto su catalanidad.

Puentes para el diálogo

Tras la intervención de Guillermo Heras, director del Centro de Nuevas Tendencias Escénicas, que argumentó cómo se puede hacer un teatro de riesgo lleno de connotaciones de novedad tanto con Espriu como con los clásicos, la cantante Marina Rosell recitó en catalán y castellano Piel de toro. José Monleón dijo de este poema que debería ser himno nacional español "porque es sustituir la lectura unitaria de España por una lectura pluralista".La cantante catalana Marina Rosell, que guardó una estrecha amistad con el poeta, a quien definió como un hombre lleno de sentido del humor y especialmente interesado por que las generaciones venideras conocieran su obra, afirmó a lo largo del homenaje a Espriu que el escritor "tenía muy claro" que estaba "en un Estado española y deseaba que se abrieran puentes para el diálogo".

Marina Rosell intervino anoche, con una serie de canciones sobre textos del poeta catalán, y como preludio al estreno de esta primera Antígona de Espriu en castellano, dirigida por Joan Ollé y con Pepe Martín y Silvia Munt al frente del reparto.

El actor también recitó poemas de Salvador Espriu en el acto del homenaje.

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