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El congreso del POUP culmina el proceso de normalización del régimen polaco

Hoy comienza en Varsovia el X Congreso del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP), primero que se celebra tras la imposición de la ley marcial y la ilegalización del sindicato Solidaridad, en diciembre de 1981. Para el régimen, este congreso constituye el final del proceso de normalización en el seno del partido tras la profunda crisis que éste sufrió a partir de 1980. Las autoridades polacas quieren dejar cerrado así el proceso de estabilización, que, en lo que respecta a las instituciones, se culminó en octubre pasado con las elecciones a la Dieta (Parlamento).

El congreso, al que ha anunciado su asistencia el máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, se celebra en un momento en el que el jefe del Estado y del partido comunista polaco, el general Wojciech Jaruzelrski, se ve fortalecido por éxitos en diversos frentes. La normalización política en lo que respecta a la desmovilización de la oposición militante, a la marginación de sus dirigentes 31 detención de sus figuras más destacadas está concluida, especialmente tras la captura de Zbigniew Bujak, el pasado mes. Bujak, que se había mantenido en la clandestinidad durante cuatro años y medio, era todo un símbolo de la resistencia de Solidaridad. Ahora, a la espera de un juicio militar por actividades antiestatales, le espera previsiblemente una pena de varios años de prisión, como ya están cumpliendo otros compañeros suyos, como Bogdan Lis y Frasyniuk.En el exterior, Jaruzelski ha recuperado la confianza de los aliados de Polonia en el Pacto de Varsovia y la URSS ha hecho, ya desde antes de las elecciones polacas en octubre, claros gestos de apoyo político al general. En Occidente ha progresado considerablemente la tesis de que Jaruzelski actuó por compromiso patriótico al imponer la ley marcial. Las sanciones impuestas por Occidente a Polonia tras el golpe han quedado en su mayoría sin efecto.

Fuentes del partido han afirmado que ha quedado paralizada la fuga de militantes que ha sufrido el partido desde 1980. El partido cuenta hoy con 2.115.000 miembros, un millón menos que en 1980. Entre 1980 y 1982 llegaron casi al millón los polacos que abandonaron el partido.

Pese a su fortalecida imagen, el general Jaruzelski y los comunistas polacos se enfrentan en este congreso a una tarea que a muchos les parece ya irrealizable, que es el aumento de la productividad de la economía. Con una deuda exterior de más de 31.000 millones de dólares, el general Jaruzelski no ha sabido aplicar medidas políticas para la incentivación del trabajo y la exportación. Los niveles de rendimiento han caído constantemente y la consecución de mejoras a corto plazo en la economía supone un desafío político que el régimen no podrá postergar por más tiempo.

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