Los pescadores del Cantábrico levantan los piquetes en los pasos fronterizos

Los pescadores de la flota de bajura del Cantábrico levantaron a primera hora de la madrugada de ayer los piquetes que mantenían en los pasos fronterizos y en las carreteras tratando de frenar la importación de pescado comunitario. Portavoces de la cofradía de Fuenterrabía señalaron ayer que la decisión de suspender la acción de los piquetes debe ser interpretada como un gesto de buena voluntad por el que se trata de evitar incidentes que puedan interferir en las negociaciones comunitarias.

Desde el inicio del conflicto por los derechos de pesca en el caladero Eskote, las autoridades francesas han condicionado, siquiera formalmente, su participación efectiva en las negociaciones a la suspensión de las medidas de presión adoptadas por los pescadores del Cantábrico. En Mercabilbao, los arrantzales llegaron ayer a un acuerdo con los mayoristas por el que éstos últimos se comprometen a no vender pescado procedente de otros países de la Comunidad Europea mientras duren las conversaciones.Las 400 embarcaciones de la flota de bajura permanecerán amarradas a puerto hasta conocer el resultado de la reunión que mantendrán hoy en Luxemburgo los ministros de Pesca de la CE y de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se iniciará el jueves en La Haya. El último pescador componente de un piquete que permanecía detenido se encuentra ya en libertad.

El presidente de las cofradías de pescadores, Clemente Muñiz, ha solicitado al Consejo Económico y Social (CES), organismo consultivo de la CE, que intervenga en el conflicto del caladero Eskote. Muñiz es vocal de este organismo, que entiende de los problemas económicos- sociales de la CE.

Francia se niega a permitir que los pesqueros españoles, faenen en esta parte de sus aguas, amparándose en una laguna del Tratado de Adhesión y del Reglamento de Pesca, que no mencionan el caladero Eskote para la flota artesanal española dedicada a la captura de la merluza. España, que argumenta que este lapsus es consecuencia de la integración de las aguas españolas como comunitarias dentro de la llamada zona VIII C, esgrime el artículo 160 del tratado, según el cual las condiciones de antes del ingreso no pueden verse empeoradas tras la adhesión. La zona del litigio ha sido un caladero tradidional de los pesqueros pincheros de Fuenterrabía.El fracaso de las negociaciones hispano-francesas es consecuencia del interés del Gobierno francés de vincular la solución de este problema a la consecución de contrapartidas sobre el número de arrastreros españoles que faenan en sus aguas. El Gobierno español ha solicitado que el Consejo de Ministros de la CE, que se celebra hoy en Luxemburgo, incluya este problema en la agenda de temas a debatir. En último caso, la Administración española so vería obligada a presentar un recurso al Tribunal de Justicia comunitario.