El presidente salvadoreño mantiene su decisión de negociar con la guerrilla

El presidente salvadoreño, José Napoleón Duarte, manifestó el viernes a un grupo de periodistas españoles en San Salvador que mantendrá su decisión de dialogar con la guerrilla, a pesar de la sangrienta operación realizada por los rebeldes contra la guarnición de San Miguel, que provocó un mínimo de 24 muertos. Tras señalar el fracaso de la gestión mediadora del Grupo de Contadora, Duarte dijo que los cinco países centroamericanos implicados en el conflicto de esta región deben seguir el camino abierto en la reciente cumbre de Esquipulas.

"La guerrilla ha querido hacer una demostración de que no está dispuesta a entregar las armas, a pesar de haber perdido la iniciativa militar, y trata de forzar que seamos nosotros quienes rompamos el diálogo. El pueblo quiere la paz, y tengo que seguir trabajando para conseguirla y no me harán retroceder en ello por muchos muertos que provoquen y por muchas bombas que me tiren", dijo el presidente salvadoreño en su residencia de San Jacinto.En la madrugada del jueves, la guerrilla salvadoreña atacó la sede de la brigada de San Miguel, en la región oriental del país. En la operación utilizó fuego artillero contra las instalaciones castrenses e intentó infiltrar unidades de elite en la misma. Según el presidente salvadoreño, los rebeldes pretendían con su ataque debilitar la presión que en esta zona ejerce el Ejército y, al mismo tiempo, eliminar a los dos o tres asesores militares norteamericanos que se encontraban en la base, y destruir el núcleo de mando de la tercera brigada. Según el presidente, la operación fue un fracaso.

Las víctimas

Diecinueve guerrilleros murieron en el ataque, según fuentes gubernamentales, que reconocieron la existencia de un número no especificado de muertos entre las fuerzas del Ejército, mientras fuentes periodísticas señalan que el número de víctimas mortales del Ejército puede ser de 50. El presidente Duarte dijo que en el ataque perdieron la vida cuatro mujeres empleadas en los servicios administrativos de la base.El presidente salvadoreño defendió con vehemencia su proyecto político de diálogo con la guerrilla. Habló de que en este momento existen en El Salvador cuatro procesos políticos: el de la extrema derecha, que no se resigna a perder su hasta hace poco papel hegemónico; el de la extrema izquierda, que quiere cambiar de modelo de sociedad por la fuerza de las armas; la revolución democrática que defiende el Gobierno y, finalmente, el que pretende Estados Unidos, que trata de marcar a los países centroamericanos lo que tienen que hacer.

"Estos proyectos son como los cuatro caballos del Apocalipsis. Además, cada uno quiere ir en su propia dirección", dijo Duarte, que se presentó a sí mismo como el jinete que pretende controlar la cuadriga en su loca carrera. En su opinión, cada uno de esos modelos citados debe ceder algo en sus posiciones para alcanzar así un quinto proyecto que definió como "el de la sociedad pluralista".

Para Duarte, la solución del conflicto salvadoreño debe ser buscada en tres niveles: interno, mediante el diálogo con la guerrilla; regional, que debe seguir el proceso abierto en Esquipulas; e internacional, a través del diálogo entre las dos grandes potencias.

Reconoció que en las dos fases anteriores del diálogo con la guerrilla no se había logrado avanzar. "Los rebeldes no creen en el proceso democratizador que hemos iniciado y no están prácticamente de acuerdo en nada de lo que les planteamos".

Según manifestó a este periódico el ministro de Cultura y Comunicaciones de El Salvador, Julio Adolfo Rey Prendes -que ha participado en los encuentros anteriores habidos con la guerrilla-, de lo único que se había llegado a hablar era de la necesidad de humanizar la guerra y evitar el mayor número posible de víctimas civiles. Dijo que las fuerzas rebeldes habían pasado de los 19.000 miembros que tenían en 1979 a unos 8.000 o 9.000 hombres en la actualidad, mientras el Ejército sextuplicaba sus efectivos (60.000 hombres en total) y su capacidad operativa.

Con relación al proceso de pacificación en Centroamérica, Duarte dijo que Contadora había fracasado "porque trató de imponer a cinco países lo que tienen que hacer y el modelo de sociedad que deben tener". Dijo que el camino iniciado en la cumbre de Esquipulas trata de llenar el vacío dejado por la actuación del grupo mediador que integran México, Colombia, Panamá y Venezuela.