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REPRESIÓN BAJO EL 'APARTHEID'

Los laboristas británicos creen que la resistencia a las sanciones es "una locura provocada por la vanidad arrogante" de Thatcher

El responsable de Asuntos Exteriores en el Gabinete laborista en la sombra, Denis Healey, acusó ayer a Suráfrica de ser "la personificación de la obra de George Orwell 1984" y calificó la resistencia de la primera ministra, Margaret Thatcher, a las sanciones contra Pretoria de "locura provocada por una vanidad arrogante".En un tenso debate sobre Suráfrica, en el que el dramatismo y la pasión alternaron con la ironía y la sátira, Healey, ex canciller del Exchequer y ministro de Defensa y uno de los más veteranos y agudos políticos laboristas, manifestó al Pleno de la Cámara que las violaciones del derecho internacional por parte del régimen de Pretoria constituían "una relación criminal de terror intimidante".

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Anteriormente, Margaret Thatcher -que, como es habitual en estos casos, no intervino en el debate, pero sí tuvo que contestar el turno de preguntas del question time de los martes- repitió su oposición a las sanciones económicas, cuyo efecto sería "punitivo y negativo". La primera ministra manifestó que el objetivo debería ser "terminar con el régimen de apartheid y no dañar a los que más sufren".

Para Healey, Suráfrica se ha convertido en "un Estado policial donde la policía pueder matar sin tener que dar cuenta a nadie". El político laborista acusó al Gobierno de haber establecido una censura de Prensa "más rígida que cualquier país cornunista" y añadió que, incluso durante el establecimiento de la ley marcial en Polonia, las cortapisas para informar eran menores que en Suráfrica en la actualidad.

En tono pausado, pero firme, Healey lamentó la decisión del Gobierno británico de no asistir a la reunión convocada en París por .la ONU y manifestó que "la situación en el interior de Suráfrica resulta intolerable para todas las personas decentes".

"Las condiciones en Suráfrica en 1985 constituyen la personificación de 1984, de George Orwell", dijo. La pasión y el calor que había puesto Healey en sus ataques a Suráfrica y en su defensa del informe redactado por el Grupo de Notables de la Commonwealth se transformó en ironía al referirse a la actitud dela primera ministra. ¿Querrá admitir la muy honorable señora (forma en que los diputados se tratan entre sí) que por una vez se ha equivocado y que, si persiste en su actitud, se puede resquebrajar la Commonwealth, además de constituir un baldón para su Gobierno?

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En esta línea de ironía, sir Geoffrey Howe, que contestó en nombre del Gobierno, dijo que si había alguien que representaba la arrogancia no era la primera núnistra, sino Healey, "que intenta que el actual Gobierno haga todo lo que el Gobierno laborista no hizo cuando estaba en el poder", una referencia a la negativa de los laboristas a votar a favor de las sanciones en la ONU.

Para Howe, "el apartheid constituye la defensa de lo indefendible, la institucionalización de la negación de los derechos humanos", y, por tanto, lo que hay que hacer es conseguir su desaparición en el plazo más breve posible. Pero para eso las sanciones no sirven. Lo que hace falta es adoptar medidas efectivas que sirvan para poner fin al sistema de apartheid por la negociación y el diálogo y que no den excusa al Gobierno surafricano para acentuar la represión".

El secretario del Foreign Office recordó que 130.000 puestos de trabajo en el Reino Unido dependían del comercio con Suráfrica, así como miles de empleos para negros creados por industrias británicas en aquel país.

De lo que se trata es de conseguir terminar con el actual sistema por medios pacíficos, y no de destruir la economía. Para ello, añadió Howe, es necesaria la adopción de "medidas efectivas por parte de toda la comunidad internacional. Si las medidas no las adoptan todos, constituirán un gesto vacío", dijo.

Por su parte, el doctor David Owen, líder socialdemócrata, propuso una serie de medidas que, sin destruir la economía, harían llegar un claro mensaje a Pretoria de que la comunidad internacional está harta. Estas medidas son la prohibición de nuevas inversiones, el corte de los créditos y la suspensión de los vuelos directos para que se tenga que llegar a Suráfrica a través de un país limítrofe de mayoría negra.

En la moción laborista se pide la adopción de medidas efectivas contra Suráfrica en colaboración con los países de la Comunidad Europea y la ONU.

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