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Presión internacional sobre Suráfrica en el aniversario de Soweto

El mundo entero, con las casi únicas excepciones de los Gobiernos conservadores británico y norteamericano, ha multiplicado sus presiones sobre el Gobierno de minoría blanca de Suráfrica para que ponga fin al régimen racista de apartheid que hace exactamente 10 años se cobró 600 muertos en el barrio negro de Soweto. Las margaritas serán hoy el más subversivo, por pacífico, de los símbolos del poder popular contra el apartheid para la Administración de Pieter Botha.

Fotógrafos y cámaras de televisión tienen terminantemente prohibido tomar imágenes en las que aparezcan las margaritas que la oposición enarbolará hoy en todo el país para conmemorar, bajo el estado de emergencia decretado el pasado día 12, la muerte de 600 personas en el levantamiento estudiantil del 16 de junio de 1976."Las sanciones económicas contra África del Sur no nos matarán. Es el apartheid el que nos está matando", afirmó ayer en París el presidente del Congreso Nacional Africano (ANC), Oliver Tambo, saliendo así al paso de aquellos países occidentales que alegan que serán los negros surafricanos quienes primero sufrirían las consecuencias de un bloqueo.

Dos foros internacionales tienen hoy cita con el apartheid: la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en París, y la Comunidad Europea (CE), en Luxemburgo. La presidencia holandesa de la CE pedirá hoy a los ministros de Asuntos Exteriores de los doce la adopción de nuevas sanciones contra el régimen surafricano, incluido el embargo de las importaciones de vino, frutas y verduras. Si las reticencias británicas impiden que se alcance inmediatamente tal acuerdo, el tema reaparecerá en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno a celebrar en La Haya a finales de mes.

El primer ministro de Zimbabue, Robert Mugabe, lanzó ayer un llamamiento a la Organización para la Unidad Africana (OUA) para que se funde una fuerza armada africana para proteger a los países vecinos de Suráfrica contra toda agresión del régimen de Pretoria y para participar en la lucha contra el apartheid.

Por su parte, el presidente de Zambia, Kenneth Kaunda, puso ayer en estado de alerta a su Ejército ante el temor de que Suráfrica ataque su país.

La policía surafricana acusó ayer a las guerrillas del Congreso Nacional Africano de colocar, junto a un concurrido restaurante en Durban, un coche-bomba cuya explosión causó la muerte a tres mujeres y heridas a una veintena de personas.

Páginas 2 y 3

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