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LA CAMPAÑA ELECTORALCuatro años de gestión socialista / y 13. LA CRISIS FINANCIERA

La crisis llamó a las puertas de algunos de los grandes bancos

Plan de saneamiento de las cajas rurales para evitar las quiebras

La crisis bancaria llamó a las puertas de algunos de los grandes bancos que hasta entonces se habían logrado mantener alejados. La Administración encontró compradores para el grupo de Banca Catalana, eliminando en el camino una oferta para que estos bancos pasaran a manos de una caja de ahorro, y para los bancos de Rumasa, que se repartieron entre los grandes bancos. Pero, en medio, se produjo la crisis del Banco Urquijo Unión, filial del Hispano, que acabó afectando a éste. Los dos grandes bancos -Central y Banesto- tuvieron problemas importantes con algunas de sus filiales, lo que repercutió en sus propios resultados.

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Algunos de los grandes bancos nacionales que, durante la crisis de las entidades de tamaño pequeño y mediano, se habían limitado a adquirir bancos en crisis para aumentar su cuota de mercado, sintieron muy cerca los efectos de la crisis. La crisis industrial, la caída de los valores bursátiles, la importante cartera de inmuebles y solares que mantenían en inversiones prácticamente ruinosas, hicieron tambalear varios balances y cuentas de resultados.El caso más llamativo fue el del Banco Hispano Americano que, a su propia lentitud para generar recursos, añadió la crisis de su filial el Urquijo Unión. No repartió dividendo con cargo al ejercicio de 1984 , necesitó ayudas por valor y de 45.000 millones de pesetas, procedentes del Fondo de Garantía de Depósitos y del resto de los grandes bancos, para reflotar a su filial. Un año después, y tras una profunda "cura de adelgazamiento" el Hispano se siente más fuerte. En medio quedaba una crisis interna que forzó a la sustitución del presidente de la entidad y del consejero delegado.

Cambios en el Central y Banesto

El Banco Central, y Banesto también han pasado por diversas dificultades, que afloraron a finales de 1985. Cambios en las personas que llevan la gestión en estos bancos y el reconocimiento de que la situación en algunas de sus filiales era mala, e incluso muy mala, caminaban de la mano de una falta de rentabilidad propia y de una generación escasa de resultados. Estos dos bancos han repetido, en 1985, el volumen de recursos destinado a dividendos para los accionistas y también han iniciado un proceso de desinversión para encontrar una nueva dimensión más pequeña.El Banco Garriga Nogués, filial de Banesto, con unas inversiones desastrosas; en Tierras de Almería y unos créditos muy cuantiosos concedidos a sociedades inmobiliarias de nula rentabilidad, ha transferido a su matriz un agujero no cuantificado todavía pero que no será inferior a los 40.000 millones de pesetas. El Banco de Granada y el Internacional de Comercio, filiales del Central, provocaron también, aunque en menor proporción, problemas a su propietario. El Banco de Valencia, en el que el Central tiene una participación del 20%, empezará a hacerlo en este año.

El sector de cajas rurales se vió afectado por la crisis de tal forma que, durante un tiempo, se pensó en la posibilidad de su desaparición como tal. Estas cooperativas, con una capacidad muy limitada para la concesión de créditos, tenían muy concentrados sus riesgos con una rentabilidad muy pequeña, unas plantillas sobredimensionadas y algunas operaciones claramente especulativas que no deberían haberse llevado a cabo.

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La solución buscada fue su asociación con el Banco de Crédito Agrícola, aunque año y medio después este plan se reveló inviable para algunas cajas rurales que han empezado a ser absorbidas por cajas de ahorro.

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