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Infructuosas gestiones

Los primeros en denunciar lo ocurrido fueron los científicos españoles. Uno de ellos, José Cuatrecasas, de la Smithsonian Institution de Washington, denunció el tema en la Embajada. En Madrid, el director general de Bellas Artes, Javier Tusell -el ministro de Cultura era Iñigo Cavero-, denunció el caso ante la policía española y pidió a la Embajada de España en Washington que gestionara ante los nuevos propietarios el retorno de las láminas, negociación que resultó infructuosa. El servicio jurídico del Ministerío de Asuntos Exteriores elaboró un informe en el que señalaba que, como paso previo a cualquier reclamación, era necesario anular el permiso de exportación dado por la cornísión delegada de Barcelona.Sin embargo, seis años después no se ha conseguido esa anulación. Dionisio Hernández Gil, director de Bellas Artes desde noviembre de 1984, quien califica de "bochornoso y lamentable lo ocurrido", explica que actualmente tiene en marcha tres actuaciones. La primera es una solicitud en la Audiencia Territorial de Barcelona pidiendo la anulación de la autorización firmada por Eduardo Ripoll. La segunda,es un intento de ejercer el derecho de retracto. La tercera es un expediente para investigar y depurar las responsabilidades a que hubiera lugar por parte de quienes autorizaron la salida.

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2.001 láminas del siglo XVIII salieron de España en 1981 con permiso de la Junta de Exportación

Antonio de Senillosa, director general de Relaciones Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores, encuentra indignante que "unas láminas que chorrean sangre, porque costaron mucha sangre española, estén en Estados Unidos". Senillosa espera que Cultura logre la anulación del permiso para presentar formalmente una reclamación diplomática en Estados Unidos diciendo que las láminas salieron de forma fraudulenta.

Santiago Castroviejo, director del Jardín Botánico de Madrid, dice que la exportación de las láminas "nos puso en ridículo ante la comunidad científica internacional. Artísticamente son excepcionales. Como aportación a la cultura de la humanidad tienen un valor muy superior al del famoso cuadro La marquesa de Santa Cruz. Científicamente tienen el máximo valor que lámina alguna pueda tener".

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