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TRAS LA VICTORIA DE WALDHEIM

Sinowatz dimite como canciller austriaco tras la elección de Waldheim

El socialista Fred Sinowatz dimitió ayer de su cargo como canciller federal (jefe de Gobierno) austriaco un día después de que el candidato de su partido a la presidencia de la República fuera rotundamente derrotado por el conservor Kturt Waldheim. El sucesor de Sinowatz es el hasta ahora ministro de Hacienda, Franz Vranitzky, que tiene 48 años. El nuevo canciller formará Gobierno el próximo lunes, según anunció ayer Vranitzk y, considerado un brillante financiero y un tecnócrata muy cualificado, fue llamado a formar parte del Gobierno en 1984. Hasta entonces dirigía el segundo banco del país, el Laenderbank.

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El canciller dimisionario mantendrá su puesto como presidente del partido socialista austriaco (SPOE) y se concentrará en la reorganización del mismo ante las elecciones generales teóricamente previstas para la primavera próxima. Tras los resultados en las presidenciales del domingo, el partido socialista ha llegado a la conclusión de que, si quiere evitar verse arrollado en las próximas legislativas, debe adoptar medidas inmediatas.Sinowatz compareció ayer ante la Prensa tras una larga reunión de la dirección del partido socialista en la que se analizó el catastrófico resultado cosechado el domingo por el candidato de esta formación política, Kurt Steyrer, que quedó a casi ocho puntos del victorioso Waldheim.

El partido socialista sufrió una gran hemorragia de votos incluso en sus tradicionales plazas fuertes en zonas industriales y en la propia capital, Viena. En el partido ya se habían hecho dejado oír las voces, tras el mal resultado del 4 de mayo, en la primera ronda electoral, en la que Waldheim arañó la mayoría absoluta, que pedían medidas inmediatas tanto a nivel de relevos de personal como en la línea política del partido.

Sinowatz accedió a la jefatura del Gobierno austriaco tras la renuncia a este cargo de Bruno Kreisky, al no lograr éste la mayo ría absoluta en las elecciones de abril de 1983.

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Otra de las consecuencias inmediatas de la elección del Kurt Waldheim como nuevo presidente o de la República de Austria fue la llamada a consultas por su Gobierno del embajador israelí en Viena, Michael Elitzur. En Viena se da por seguro que, de no ser retirado de inmediato, su puesto quedará vacante en Austria cuando abandone el país en los próximos meses, tras concluir su mandato.Waldheim, ex secretario general de las Naciones Unidas, consiguió un rotundo triunfo, al imponerse con el 53,97 de los votos, con casi ocho puntos de diferencia sobre su rival, el candidato del partido socialista, Kurt Steyrer. La victoria de Waldheim provocó una fuerte conmoción política en Austria y en el extranjero.

El secretario del Congreso Mundial Judío (WJC), Israel Singer, que, según coinciden todos los comentaristas austriacos, favoreció en gran medida el resultado habido con sus ataques inexactos y no demostrados contra Waldheim, aseguró que continuará la campaña de revelaciones sobre. el pasado del ya presidente de Austria.

Con sorprendente prontitud se recibió en la noche del domingo la primera felicitación, procedente de la Unión Soviética. La agencia Tass felicitó al candidato conservador por su triunfo, que, según señaló, hizo "fracasar una campaña de círculos sionistas apoyados por Estados Unidos". Tass elogió los méritos del estadista Waldheim durante sus dos mandatos como secretario general de las Naciones Unidas. La URSS y sus aliados habían mantenido un mutismo total durante toda la campaña electoral austriaca. Tan sólo Polonia elogió en una ocasión a Waldlieim por sus méritos a la cabeza de la ONU.

Waldheim, radiante y pletórico no dejó que preguntas de los periodistas sobre las dificultades que se le presentan en las relaciones internacionales le amargaran el triunfo. Según aseguró, sus tareas en el interior del país, donde se concentrará en cerrar las heridas que la polémica campaña electoral ha abierto en Austria, le impedirán ejercer actividades diplomáticas en el exterior durante algún tiempo.

La radio estatal austriaca informó ayer que, según un portavoz del Ministerio de Justicia norteamericano, aunque fuera incluido en una lista de personas no gratas, Waldheini podría viajar a Estados Unidos como jefe de Estado. Esta información, no ampliada, pudo tranquilizar a muchos austriacos, que tras el fervor patriótico del domingo y de haber mostrado "por primera vez una firme conciencia nacional", como señalaba ayer el editor jefe del diario vienés Die Presse, Thomas Chorherr, temen una marginación de Austria en el concierto de las democracias occidentales.

Todos los diarios austriacos coinciden en que esta amplia victoria se debe en gran parte a los ataques del Congreso Mundial Judío, que al no poder demostrar sus acusaciones contra Waldheim provocó una reacción de solidaridad con éste por parte de los austriacos.

E n el debate internacional sobre el papel de este país en la II Guerra Mundial, los austriacos vieron un intento del exterior de criminalizar a toda la nación. Esta ha sido la respuesta a las difamaciones, afirmó ayer el diario Die Kronenzeitung, con más de un millón de ejemplares, el de mayor influencia en la población.

El director del semanario Profil, que publicó parte de los documentos acusatorios contra Waldeim, acusó ayer al nuevo jefe de Estado de haber sido con su campaña electoral el "peor embajador de toda la historia de la república". Michael Lingens, que no quiso tomar partido entre los candidatos antes de la elección, afirmó que de las tres acusaciones contra Waldheim, la de criminal, la de nazi y la de mentiroso, las dos primeras han demostrado ser falsas.

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