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El escultor Orensanz impide en Nueva York el derribo de un edificio destinado al arte español

El escultor español Ángel Orensanz, que reside en Estados Unidos desde hace tres años, ha ganado un pleito al Ayuntamiento de Nueva York por el que ha conseguido evitar que se derribe una escuela pública construida en 1889 y que había comprado para instalar un museo o una fundación que albergaría obras de artistas noveles españoles. La sentencia, firmada por un juez de la Corte Suprema del Estado de Nueva York, establece que el edificio tiene un gran valor histórico-arquitectónico.

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La construcción que ha motivado este pleito está situada en el barrio de Brooklyn, y por ella han pasado generaciones y generaciones de neoyorquinos, primero judíos, más tarde italianos y últimamente, antes de que se cerrara definitivamente y se decidiera su demolición, muchachos de color.Esta escuela pública, la 79 de Nueva York, es, según Orensanz, "como un castillo medieval español anclado en el corazón de América". El escultor, que preferentemente trabaja obras de metal, cree que derribar esta casa "es un pecado", y le satisface que "precisamente haya sido un español quien ha convencido a un juez neoyorquino de que se estaba cometiendo un atentado contra el patrimonio artístico estadounidense".

Orensanz, un aragonés de Larues (Huesca), de 42 años, quedó entusiasmado cuando hace un año vio este edificio mientras paseaba por Brooklyn. "Logré saber quién era el propietario, un chino apellidado Lui, e intenté convencerle de que me lo vendiera, pero no lo conseguí hasta que le dije que habían comenzado los trabajos de demolición. Después", cuenta este artista español, "tuve que encontrar una orden judicial para detener las obras, la conseguí, y ahora la sentencia me permite conservar el edificio en el que podré instalar este museo-fundación que tanta utilidad puede tener para los artistas españoles".

Una escuela pública

La escuela pública número 79 de Brooklyn es un edificio de cuatro plantas construido casi paralelamente a la colocación de la estatua de la Libertad, hace ahora 100 años. Este colegio es una construcción en ladrillo rojo con grandes ventanales románicos coronada con una especie de campanario desde el que Orensanz contempla Manhattan a lo lejos, y declara que es "una visión única". Esta escuela se cerró en 1976, año en el que asistían a sus clases 700 alumnos. Orensanz pagó por la casa y los dos patios colindantes, donde solían jugar los alumnos del centro, 34.000 dólares."Chi Tien Lui, el antiguo propietario, es un personaje muy curioso, que creyó que yo no ganaría el pleito con el ayuntamiento y que, entre las condiciones de la venta, me exigió que colocara una placa con su nombre a la entrada del edificio", cuenta Orensanz, que llegó a Estados Unidos aprovechando una beca que le concedió en 1983 la Comisión Cultural Conjunta Hispano-Norteamericana. El edificio está cerrado y las ventanas tapiadas, como exigió el juez que firmó la sentencia, Joseph Slavin. Las obras de reconstrucción de la casa alcanzarán los 75.000 dólares.

Orensanz, que en estos momentos se declara abiertamente "rico" porque acaba de cobrar 120 millones de pesetas por crear tres enormes cilindros de metal de 72 metros, que se están instalando en estos momentos en el centro de Atlanta (Georgia), cree que encontrará apoyo financiero "para tirar hacia delante este proyecto, pero si no, estoy dispuesto a pagar poco a poco las obras, porque creo que esto vale la pena".

Artistas vivos

El cónsul español en Nueva York, Manuel Sasot, llamó ayer personalmente al artista para felicitarle y darle su apoyo, porque el The New York Times publicó la historia de este edificio y las tribulaciones del artista. "Ahora espero que me llame alguien más", dijo el escultor, que está enfadado porque "en España y en Europa en general no se cree en los artistas que están vivos y sólo se piensa en los muertos".Ángel Orensanz ha conseguido que los vecinos de la calle Kosciusko, donde se halla la escuela, apoyen todos los esfuerzos que está realizando, porque creen que este puede ser el primer paso para recuperar esta zona de Brooklyn, denominada Bedford-Stuyvesant, que parece haber sido olvidada por todos y en la que reside una mayoría de familias de color.

Este escultor cuenta también con el apoyo de Jean-Paul Kronenberg, el director de una nueva escuela situada frente a su edificio, denominada Eubie Blake Elementary School, donde Orensanz tiene previsto utilizar los patios y las canchas de baloncesto para "dibujar murales en los suelos durante las nevadas de invierno y extender cerámicas durante el verano, que podrán ser vistas desde mi edificio, al otro lado de la calle".

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