Ruiz Miguel quiere cambiar de imagen
"Quiero cambiar la imagen que tiene de mí un amplio sector de la afición; que vea que también soy un torero con arte". Esta frase de Ruiz Miguel resume lo que el diestro gaditano pretende para su futuro artístico. "El público debe darse cuenta que toreo despacio, con gusto; con mi arte, en definitiva", continúa, "que es el arte de Ruiz Miguel y no se parece al de ningún otro espada".
Luis Francisco Esplá pudo haber matado la corrida de Victorino Martín lidiada el pasado lunes, pero no llegó a un acuerdo con la empresa por razones económicas: "Victorino se lleva el dinero de la corrida y para los diestros queda muy poco", comenta, "y que conste que me parece lógico, pues el que llena las plazas es él, con sus toros, se anuncien los toreros que sean".
Dámaso González se refiere humorísticamente, al hablar de Esplá, a su cuñadísimo -parentesco que, en realidad, les une, aunque su amistad es anterior- y dice que ambos aprenden mutuamente uno del otro cuando, en el invierno, se entrenan juntos. El de Albacete justifica su pobre actuación del pasado día 10 en Las Ventas diciendo que los toros que salieron eran de la rama mala de Torrealta y sin casta.
En esta su despedida de la feria, Dámaso también quiere dejar constancia de su cambio en la forma de torear. "Ya lo apunté en mi actuación del pasado mes de marzo: ahora me gusto más toreando, lo hago con mayor lentitud", afirma. También piropea a sus compañeros de tema: "Ruiz Miguel es un gran profesional que lidia, y bien, lo que le echen. Y mi cuñadísimo es único por su variedad, además de dominar el segundo tercio".
Mejora el banderillero herido
Clemente Yangüe, El Millonario, que resultó cogido en la corrida del pasado jueves, mejora lentamente de sus heridas. De la cornada se recuperará en tres semanas. "Pero ahora lo que más nos preocupa son los dolores que tiene en las cervicales, que están inflamadas", señala su esposa, Maruja González. Esta mañana le harán radiograflias. Ya se ha comprobado que no padece ninguna rotura de huesos en el resto del cuerpo. Maruja González tiene asumidos los riesgos de la profesión de su marido: "Es su vida y lo respeto. Lo que me gusta menos es que nuestro hijo menor, óscar, de 14 años, quiere también ser torero. Tendré que resignarme".
Los veterinarios rechazaron ayer dos toros de la corrida de esta tarde, aunque el ganadero se ha comprometido a sustituirlos por otros dos.
Babelia
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