La Conferencia sobre Población se clausura con más optimismo sobre el futuro crecimiento urbano
El secretario, general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, clausuró ayer en el Palacio de Congresos de Barcelona la Conferencia Internacional sobre Población y Futuro Urbano, que en su último acto, aprobó las recomendaciones contenidas en la Declaración final. La conclusiones de los debates apuntan a un futuro más optimista para el crecimiento urbano que el previsto en la precedente reunión, celebrada en Roma de 1980.
El texto, aprobado por unanimidad, recomienda un reequilibrio territorial entre el medio urbano y el rural, pone un menor enfásis en la política de planificación familiar, solicita mayor protagonismo piara los gobiernos locales, e incluye una referencia a la deuda exterior del Tercer Mundo, que califica de "impagable".La Declaración de Barcelona señala que el crecimiento de la población urbana se mantendrá, aunque a un ritmo algo inferior a lo previsto hace seis años. Sin embargo, insiste en que "el mundo nunca ha asistido aun crecimiento urbano tan rápido" que continuará, especialmente en el Tercer Mundo, "por el constante aumento de la población rural el resto del presente siglo", que seguirá alimentando las migraciones a las ciudades.
La promoción del crecimiento económico y la elaboración de políticas que equilibren el medio urbano con el rural con un mismo tratamiento, son elementos destacados de las conclusiones para aumentar la calidad de vida en la ciudad. Junto a la afirmación de que debe actuarse en las zonas de migración para asentar a la población, la declaración reconoce "la necesidad de desarrollar ciudades medianas y pequeñas teniendo presente la libertad de las personas para establecer sus lugares de residencia". Este punto fue aprobado por unanimidad, pese a que varios países recortan el movimiento de sus ciudadanos. La Declaración destaca también la necesidad de que el Tercer Mundo reciba mayor asistencia técnica de la comunidad internacional "con miras a alcanzar el objetivo de la autonomía nacional", y concreta que el desarme liberaría recursos, que quedarían diponibles para estos fines de desarrollo".
Las delegaciones de Perú y Argentina consiguieron introducir en el redactado final una referencia a la deuda exterior, aprobada en el grupo de trabajo latinoamericano.
Se señala que "no es posible un éxito real de las políticas poblacionales (...) si no se da un cambio en las relaciones internacionales que permita a nuestros países producir y vender a precios rentables y no depender de altas tasas de interés y de deudas impagables".
En el capítulo de planificación familiar, la delegación de México, apoyada por otros países latino americanos, introdujo la precisión de que esta política es sólo coyuntural para determinados países, y que lo necesario es garantizar el aumento de los recursos económicos de la población.
Determinados países latinoamericanos alegan que su problema no es una elevada tasa de natalidad, sino los reducidos ingresos de la población.
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