Nobleza del arpa y la guitarra en Yepes y Zabaleta

La ya comentada actuación de Victoria de los Ángeles inició en el Teatro Real el tríptico de grandes conciertos de música clásica ofrecidos por el Ayuntamiento en el teatro Real dentro de las manifestaciones San Isidro 86 que congregan en la capital de España las más diversas manifestaciones artísticas, entre las cuales la música supone una importante aportación.Después han sido otros nombres, más que ilustres, clave en la interpretativa de nuestro tiempo quienes han ocupado el escenario de la plaza de Oriente. Cualquier panegírico sobre las actuaciones de los maestros Narciso Yepes o Nicanor Zabaleta parece ocioso cuando tanto uno como otro han defendido y defienden la nobleza de la guitarra y el arpa como vehículo musical de un largo repertorio.

Renovación

Desde las Cantigas de Alfonso X el Sabio hasta el aragonés José Peris Lacasa (1924), pasando por Bach, Sor, Joaquín Rodrigo y Heitor Villa-Lobos, la guitarra de Narciso Yepes renueva, cada vez que suena, un magisterio por todos reconocido.

Como lo es desde hace muchos años el del arpista donostiarra Nicanor Zabaleta, que a nuestros dieciochistas Gallés o Mateo Albéniz juntó los nombres de Corelli, Krumholz y Bach después que abrió el programa la Pavana con glosa, de Antonio de Cabezón, "el Bach del siglo XVI", como decía Pedrell.

Hindemith -en su bella Sonata- el romántico rezagado Tournier, elegante y estilizado en su Lolita la danzarina, y otro trío español -Isaac Albéniz, Pittaluga y Ernesto Halffter- completaron el programa de un ciclo breve y de categoría que puede ofrecer muchas perspectivas musicales en ediciones próximas de los actos y fiestas isidreñas que convoca el Ayuntamiento de Madrid.