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Expedientados 11 bailarines del Ballet Nacional clásico

Algunos actuaron como chicas en una representación del conjunto en la República Federal de Alemania

Once bailarines del sector clásico del Ballet Nacional de España fueron expedientados ayer por lo que la dirección estima como "faltas muy graves", en su comportamiento profesional. Como resultado de este proceso puede haber un número elevado de despidos en la compañía. Entre las irregularidades figura la evidencia de que algunos de los expedientados actuaron como chicas en una de las actuaciones de la gira del Ballet Nacional por Alemania Occidental.

Este incidente parece ser el inicio de una batalla campal entre componentes de la compañía y la dirección y es, en todo caso, la explosión de una crisis latente que no había finalizado a pesar del silencio de los últimos meses. La vida interior del Ballet Nacional de España se encuentra convulsionada por los acontecimientos que se desencadenaron a partir de lo sucedido en una de las últimas representaciones efectuadas la pasada semana en el teatro Monumental de Madrid, cuando al finalizar la representación cayó sobre el escenario una pancarta contra la directora de la compañía nacional, María de Ávila.A raíz de este hecho, el Ministerio de Cultura decidió tomar medidas y desempolvó un suceso del que existen contradictorias versiones y que ocurrió durante la gira del sector clásico por la República Federal de Alemania en marzo pasado.

Los bailarines, entre los cuales figura al menos un enlace sindical, han negado en todo momento la paternidad de la sonada protesta, que tuvo lugar en el teatro Monumental precisamente el día que se celebraba la gala de Expomúsica 86, con la presencia de Juan Barranco, alcalde de Madrid, y una nutrida representación de funcionarios del Ministerio de Cultura. El cartel, que se refería a la directora del Ballet Nacional diciendo María de Ávila, traición a la danza, quedó suspendido de la parrilla del Monumental durante los tres largos minutos que duraron los aplausos, ante el estupor de bailarines, público y miembros técnicos del Ballet. María de Ávila no quiso ayer comentar los últimos incidentes.

Chicos por chicas

Cuando finalizaba la gira del Ballet Nacional Clásico por la República Federal de Alemania, los bailarines, según fuentes de la dirección del Ballet, cambiaron sus papeles en la representación de Serenade, la conocida pieza de Balanchine, cuando cuatro chicos asumieron, en momentos aislados, la posición de las chicas y algunos de ellos llegaron a Vestirse como tales, según las mismas fuentes.El contratante, Herbert Mamfred, uno de los empresarios de danza y música más prestigiosos de Europa, envió a José Manuel Garrido, director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, un télex como queja oficial, donde lamentaba lo sucedido en el precario lenguaje telegráfico, en el que decía: "Chicos aparecieron como chicas", agregando que habían estropeado el éxito obtenido y la buena reputación de la compañía.

Por su parte, los bailarines están sorprendidos de que pasados dos meses se les abra expediente por lo que ellos llaman "la broma de fin de temporada", algo habitual en algunas compañías de ballet, una humorada, mitad para el público, mitad para los propios artistas, que pretende festejar los triunfos obtenidos.

Según las fuentes consultadas, el resultado de este proceso puede conllevar sanciones desde varios meses de suspensión de empleo y sueldo hasta el despido. El expediente colectivo incluye a cuatro bailarines como responsables directos del hecho; a seis chicas como colaboradoras, ya que permitieron que fueran ocupados sus puestos, y a un chico más que tuvo una participación indirecta.

Pero esto es sólo lo que asoma de una historia de diferencias y lucha interna que dura ya más de dos años, de los tres que lleva María de Ávila al frente de la compañía. Su nombramiento y la unificación de las dos vertientes en una sola institución comenzó su andadura a la sombra de diferencias de criterios y maneras de llevar adelante la difícil tarea de dar un nivel aceptable al grupo clásico en un país, como España, que carece de tradición.

La compañía de danza española, por el cantrario, no presentaba estos problemas y su rodaje ha ido bien, tanto. de cara al público como internamente. En el pasado verano, los bailarines comenzaron a manifestarse públicamente con una serie de reivindicaciones que en parte fueron atendidas por la dirección, de donde salió el convenio colectivo y un escalafón profesional que eran parte fundamental de sus reclamaciones. Sin embargo, un amplio sector mantiene que aún no cuentan con las condiciones idóneas para desarrollar su trabajo. Otra de las implicadas ha manifestado a este periódico: "Lo que quiero es bailar, eso es lo principal, y hacia allí debemos dirigir todos nuestros esfuerzos."

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