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Un niño prodigio de Gambia, operado del corazón en Madrid

Cherno Omar Sercka llegó al hospital Clínico gracias a la ayuda de radioaficionados españoles

Cherno Omar Sercka, de nueve años, nacido en Gambia, está viviendo en España una aventura exótica. Aquejado de una dolencia de corazón, una insuficiencia de la válvula mitral, el pequeño Omar llegó a Madrid el 15 de abril para someterse a una operación en el hospital Clínico, de Madrid. La elección de España para realizar esta operación ha tenido que ver más con el azar que con la lógica. Un médico español que trabaja en Gambia arregló el viaje de Omar confiando su problema a radioaficionados españoles. Una historia inverosímil que cuenta, además, con un ingrediente inesperado. La viveza e inteligencia de que hace gala el niño le ha procurado ya una leyenda: "Es un superdotado", aseguran encantados médicos y enfermeras.

En 10 días escasos, Omar, que no conocía el castellano, ha aprendido el suficiente vocabulario como para sobrevivir en el mundo de médicos y enfermeras del hospital. La enfermera africana que le acompaña sigue utilizando el inglés para relacionarse, pero Omar Sercka prefiere usar su ya fluido castellano para jugar y hablar con los otros niños del hospital. "Yo dejar a David cuaderno", le dice a su compañero de habitación mientra le entrega un bloc con los dibujos que ha hecho durante la convalecencia. Cerca de ellos, juega su novia Isabel, inseparable de Omar al igual que David. Pero son los médicos y enfermeras los que parecen vivir cierta fiebre sentimental en torno a este niño que consideran "listísimo y superdotado".El doctor Núñez, que le ha operado, anima al niño a que cuente en castellano. Y, en efecto, Omar sabe ya contar hasta 20 sin la menor vacilación, a pesar de que hace muy pocos días que asiste a la clase para niños del hospital. Las monjas que trabajan en el hospital tampoco han desaprovechado la ocasión de ilustrar su prodigiosa memoria. Omar, que es de religión musulmana, decide impresionar a la periodista cantándole el ultimo estribillo aprendido sin saber su significado religioso: "Yo tengo un amigo que me ama (bis), su nombre es Jesús...".

Aparte de su inteligencia, Omar Secka es, ante todo, un niño que destila encanto y viveza, una suerte de pequeño seductor que adivina el razonamiento adulto con una rápida mirada. Pura delgadez a causa de las secuelas del paludismo y de sus sucesivas estancias hospitalarias, los ojos, grandes aceitunas negras, corroboran esa imagen de listeza que ha encandilado al personal del hospital. "Los tests que le han hecho han sido muy positivos, extraordinarios", explica el doctor Núñez. Y Omar sonríe, feliz de saberse el centro de atención, contento de oír a los mayores que es muy guapo y muy listo. Pero todo ello sin el menor asomo de niño sabihondo y engreído, como si estuviera jugando a que los adultos terminen por descubrir que es más listo que ellos.

Hijo de un campesino

Hijo de un campesino mahometano casado con tres mujeres, Omar Secka tiene otros siete hermanos. La familia vive a dos kilómetros de Fajara, donde se encuentra el hospital desde el que fue trasladado a Madrid. Los sábados, Omar suele ir al mercado a vender productos agrícolas: tomates, cebollas, patatas y lechugas. La enfermedad de paludismo que padeció hace tres años dio ocasión, al ser internado en un hospital, a que un médico inglés se percatara de su inteligencia. El doctor británico solicitó una beca y ahora Omar puede seguir estudiando hasta los 18 años. A no ser que su padre estime que la agricultura es más importante.

68 camas hospitalarias para todo el país

En Gambia sólo hay dos hospitales, según cuenta la enfermera nativa que cuida al niño, equipados con 38 y 30 camas, respectivamente. En el de Fajara trabaja un español, el doctor Pedro Luis Alonso, que fue quien tomó la iniciativa de que Omar volara a Madrid al fracasar, por problemas burocráticos, su traslado a un centro británico. A través de un radioaficionado canario, el doctor Alonso expuso la necesidad de que a Omar se le tratara en Madrid.El niño padecía una insuficiencia de la válvula mitral que exigía una operación que no era posible realizar en Gambia. El hospital de Fajara sólo cuenta con tres médicos, dedicados a enfermedades más frecuentes y locales, como la malaria y las secuelas de la malnutrición.

El radioaficionado canario se comunicó con otro aficionado segoviano, que, a través de un pariente, se puso en contacto con el doctor Pedro Zarco. Así, de particular a particular, Pedro Zarco logró que el niño pudiera ser atendido en el servicio de pediatría del Clínico. El Gobierno de Gambia, por su parte, ha sufragado los gastos de viaje del niño y de la enfermera a España.

"Se le ha hecho una operación paliativa, reduciéndole la válvula y dándole puntos", comenta el doctor Zarco. Dentro de unos años Omar tendrá que someterse a una nueva operación. El doctor Núñez estima que sería conveniente seguir la evolución del niño y le preocupa la falta de infraestructura de su país de origen para atenderle. Por esta razón, y en atención al desparpajo del niño, algunos médicos han gestionado la concesión de una beca para Omar, pero la legislación española sólo favorece en casos como éste a suramericanos o ciudadanos de antiguas colonias.

Con la entereza de quien ha sufrido varias manipulaciones sanitarias a lo largo de su corta vida, Omar soportó sin la menor aprensión cómo le levantaban los puntos del pecho el pasado 25 de abril. Más tarde, en su habitación, enseñó a quienes le visitaban sus más recientes dibujos con orgullo.

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