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Un alivio, no un remedio

El retraso de tres meses en la puesta en marcha de la reforma de la Biblioteca Nacional, al parecer por problemas de dinero, y en todo caso al término del primer Gobierno socialista, permite preguntarse por el final feliz de una reforma que necesitará de tiempo y presupuesto.Los males de la Biblioteca Nacional ofrecen síntomas que evidencian su gravedad. Más de 5.000 de sus cerca de 23.000 manuscritos permanecen sin clasificar como es debido. (Sólo una clasificación descriptiva evitará descubrir, como ha ocurrido, cartas y documentos que en otras bibliotecas serían enmarcados). En la sección de Bellas Artes trabaja sólo un bibliotecario y el departamento equivalente de la Biblioteca francesa tiene una plantilla mayor que la de toda la institución española. En la biblioteca de París trabajan 1.200 personas. La fonoteca, que guarda el 80% de la producción discográfica española, no ha sido abierta al público porque no hay nadie para atenderla. La obra gráfica que se hace en España permanece enrollada en los depósitos ...

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La Biblioteca Nacional será lugar de investigación más que de lectura

Así, no es fácil que con las medidas adoptadas -un incremento de la plantilla en un 45%, por ejemplo- se equipare la biblioteca, no ya con sus equivalentes de Francia o Reino Unido, sino con lo que merecen sus propios fondos. La reforma aparece así como el alivio de una enfermedad, más que su remedio. Como dijo Solana ayer, es de esperar que el esfuerzo se mantenga.

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