Cuatro 'grandes' de lo 'jondo'
Cuatro puntales, cuatro. Y no me estoy refiriendo precisamente a ese horror de canción que algunos flamencos cantan por ahí. Estos puntales con que la III Cumbre Flamenca ha comenzado su andadura son cuatro personalidades destacadas del arte flamenco actual. Cada uno en lo suyo, son ciertamente figuras punteras, de obligada referencia en determinados contextos.Mario Escudero, por ejemplo. Es un clásico de la guitarra flamenca en concierto. Es el más joven de los viejos maestros supervivientes (los otros dos son Carlos Montoya y Sabicas). Empleo el término viejo en su sentido noble, de piedra fundamental, de depositario de las esencias imperecederas. Y en todo lo flamenco sabemos cuánta importancia tiene esto.
Cumbre flamenca: Puntales
Maño Escudero, guitarra en concierto. La Tolea al baile, con el cante de Talegón de Córdoba, Jesús el Almendro y Alfonso el Veneno y el toque de Tito y Diego Losada y Juan Carmona. Enrique Morente al cante, acompañado al toque por Paco Cortés. Mario Maya al baile, con el cante de Rafael de Alcalá y Antonio Carrasco y el toque de Melchor Santiago y Paco Jarana. Teatro Alcalá Palace.Madrid, 18 de abril.
Muchos dirán, y seguramente con razón, que el toque de este hombre se ha quedado viejo porque no ha evolucionado al ritmo avasallador de las generaciones más jóvenes de guitarristas. Pero su toque tiene por ello un encanto evocador, una inevitable nostalgia. Y tiene sobre todo una gran belleza.
Porque estamos hablando de un hombre que fue, y es, un maestro auténtico, que domina la técnica, sí, aunque afortunadamente casi no se note por la aparente sencillez de lo que hace, pero siendo siempre el corazón quien rige.
Enrique Morente, el cantaor, es en cierto modo otro clásico, aunque de distinto calibre. Yo diría que es un clásico de la inquietud, de la perenne inconformidad con lo ya hecho y conocido. El instrumento, la voz de Enrique Morente, es un milagro de versatilidad, de buscar y rebuscar los tonos más contrarios, de sonar como si en cada tercio estuviera descubriendo el cante.
Triunfó de nuevo, y pudo hacerlo porque junto a él tuvo a un guitarrista de excepción, Paco Cortés, siempre humilde y silencioso pero que acompaña al cante como los propios ángeles.
En el baile vimos a dos artistas representativos de concepciones y expresiones radicalmente opuestos. La Tolea es la bailaora de raza, puro, primario instinto de fuerza y pasión.
Mario Maya administra el más leve pálpito de su cuerpo con la precisión de una computadora. Es el suyo un baile complejo, rico, pleno de inventiva, de ideas, inédito constantemente. Y siendo tan profundo ese baile, en la prodigiosa ejecución de Maya parece grácil, alado, como ingrávido.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.