Se agrava la crisis del Gobierno de coalición en Israel
La crisis gubernamental en Israel alcanzó ayer un gran dramatismo al anunciar los ministros de la formación derechista Likud (integrantes del Gabinete de unión nacional junto con miembros del Partido Laborista) que abandonarían el Gobierno si el titular de Finanzas, Isaac Modai (integrante del Likud), era separado del mismo por el primer ministro, el laborista Simón Peres. Esa decisión podría desembocar en la convocatoria de elecciones, generales anticipadas.
La crisis se inició el pasado martes, en la ceremonia inaugural del congreso del Partido Laborista, al anunciar Peres su decisión de destituir al ministro de Finanzas. Ayer por la mañana, Modai anunció a la Prensa que estaba dispuesto a dimitir "para salvar al país de una grave crisis y permitir el mantenimiento del Gobierno de unión nacional". En otras palabra, el sacrificio de Modai permitiría al líder del Likud, Isaac Shamir, acceder a la presidencia del Gabinete el próximo 13 de octubre, en virtud del acuerdo sobre la rotación en ese cargo establecido con Peres.Tres horas después del anuncio de Modai, los ministros integrantes del Likud declararon solemnemente: "No aceptamos la dimisión del ministro de Finanzas. Rechazamos su gesto noble. Si Modai es destituido, nos iremos todos del Gobierno". Los ministros adjudican a Peres la responsabilidad de la crisis.
La decisión de Peres
La incógnita reside ahora en saber qué hará el primer ministro laborista en la futura reunión del Gabinete, que se celebrará el próximo domingo. Peres se comprometió el martes, ante 3.000 delegados de su partido y ante todo el país, a no modificar su decisión. Le será muy difícil dar marcha atrás sin poner en juego su credibilidad como hombre de Estado y como líder nacional.Fuentes de la presidencia del Consejo de Ministros aseguraron que Peres llevará adelante su decisión. "Simón no es un impulsivo. No tiene la costumbre ni de hablar a la ligera [su discurso, grabado, fue distribuido a los periodistas antes de pronunciarse] ni de jugar sus cartas sin haber reflexionado previamente sobre las consecuencias de sus actos", señalaron. Si los ministros del Likud abandonan el Gobierno y los partidos religiosos hacen lo mismo las elecciones son inevitables.
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