Los expulsados de la UGT de Álava pedirán su reingreso en el congreso que se inicia hoy

Los militantes expulsados de la UGT de Álava pedirán su reingreso en la central socialista ante el pleno del 34º Congreso de UGT, que abre hoy sus trabajos en Madrid. Varias federaciones de industria -construcción, banca, transportes, entre ellas- se han mostrado dispuestas a presentar ante el congreso una ponencia apoyando que se revise el expediente de expulsión.

La UGT de Álava, que fue disuelta en su totalidad por formar una corriente organizada dentro del sindicato, pedirá hoy su reingreso en la central socialista ante el pleno del 34 congreso. A raíz de su expulsión, los militantes de la UGT de Álava crearon otra formación sindical bajo la denominación Unión Socialista de Trabajadores (UGT) con la que han venido desarrollando su actividad y que, según los propios organizadores, agrupa a unos 2.000 militantes.La disolución de la UGT alavesa estuvo envuelta en una serie de hechos aún no suficientemente esclarecidos, como el asalto violento de los locales del sindicato. Algunos de los jóvenes que protagonizaron la ocupación reconocieron que algunos Socialistas les habían prometido 2.000 pesetas por su participación en los actos. Sea como fuere, la organización de Álava fue disuelta.

Al congreso acudirán 800 delegados representando a 700.000 cotizantes, según datos de la propia central socialista. Los trabajos, que se inician hoy, concluirán el próximo día 6 de abril.

Apoyo al socialismo

La politización o no del sindicato, tema planteado en el reciente congreso de la federación del metal y que previsiblemente habrá de debatirse en este congreso, fue objeto ayer de unas declaraciones de Manuel Chaves, miembro de la ejecutiva de UGT y dirigente del PSOE a la agencia Efe. Chaves afirmó que llevar el debate sobre la politización del sindicato a este congreso sería "hacer volver a UGT a las catacumbas", y habló de la necesidad de lograr una ejecutiva en el sindicato que "apoye el proyecto socialista de salida de la crisis y que vaya a una política de concertación hasta sus últimas consecuencias".Antón Saracíbar, actual secretario de acción sindical y organización, aseguró, por su parte, que más que en la politización del sindicato el congreso debía establecer el modelo sindical a seguir en los próximos años.

La presencia del presidente del Gobierno, Felipe González, en el acto de inauguración ha levantado fuertes expectativas. González no acudía a un acto público de UGT desde el Primero de Mayo de 1984, en Bilbao. El deterioro de relaciones entre el Gobierno y la UGT provocado por la reforma de pensiones, hizo que el presidente y sus ministros no comparecieran en la cita del Primero de Mayo de 1985.

Desde entonces, las relaciones entre la central socialista, el PSOE y el Gobierno, no han sido precisamente un ejemplo de fraternidad. El Gobierno ha adoptado medidas de carácter fiscal y laboral sin consultar con UGT, en lo que este sindicato ha interpretado como vulneración del Acuerdo Económico y Social, lo que, obviamente, no ha servido para atemperar las tensiones. Y en UGT se tiene la sensación de que en los temas más conflictivos -la flexibilidad del mercado de trabajo, por ejemplo- las ideas del Gobierno están mucho más cerca de las que defiende la patronal que de las que el sindicato propugna. A todo ello, hay que añadir las diferencias en tomo a la OTAN, que han vuelto a profundizar las divergencias existentes en el seno de la familia socialista.