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Una película futurista de Wolfgang Petersen inauguró el Imagfic

'Enemigo mío' narra la relación entre un hombre y un extraterrestre

Andrés Fernández Rubio

El cineasta de la República Federal de Alemania (RFA) Wolfgang Petersen asistió anoche al estreno en España de su película Enemigo mío, que inauguró el Festival Internacional de Cine de Madrid (Imagfic). Petersen cuenta en ella la relación entre un terrícola y un ser de un planeta imaginario. El filme, rodado en parte en Lanzarote, es para su director "una jornada que cuando termina ha obligado a los personajes a un cambio interior radical". La frase define el tipo de cine que interesa al director de El submarino y La historia interminable.

La carrera de Wolfgang Petersen, que ayer cumplió en Madrid 45 años, ha estado marcada por la polémica. Autor de más de 20 películas para la televisión de la RFA, una de ellas, titulada La consecuencia (1977), fue rechazada por los conservadores de Baviera, que evitaron su emisión en ese Estado, dentro de un programa de cobertura nacional, debido a que la historia de amor que se narraba ocurría entre dos hombres.Petersen considera ahora aquella censura una gran suerte, ya que La consecuencia levantó una fuerte disputa de carácter político y pasó a ofrecerse en salas de cine con gran éxito de público, que acudió a verla animado por la controversia que produjo. Previamente, en 1973, el director había rodado para el cine un filme minoritario, Uno de nosotros dos.

De las películas de televisión, Petersen pudo pasar, tras La consecuencia, a lo que de verdad le interesaba: ofrecer historias en salas de cine aprovechando la técnica específicamente cinematográfica. El salto a la popularidad le vino -tras realizar en 1978 El jugador de ajedrez, protagonizada por Bruno Ganz- con el filme El submarino (1981), que tuvo mucho éxito en Europa y fue nominado para varios oscars en Estados Unidos.

"Su éxito en un mercado tan difícil como el norteamericano fue una sorpresa", dice. "Tenía miedo de la reacción del público ante una película sobre soldados nazis en la II Guerra Mundial. Había que identificarse con los monstruos nazis, y creo que la gente captó la idea de que debajo de la ideología de los personajes se contaba la historia de unos seres humanos, de personas distintas entre sí localizadas en un entorno claustrofóbico: un submarino que no era como los que había ofrecido Hollywood, en los que todo era muy limpio. Creo que los espectadores supieron captar la originalidad de mí propuesta".

Gigantesco melodrama

Con la fama que obtuvo con este filme, Petersen consiguió rodar en 1984 una versión espectacular, por la cantidad de medios técnicos empleados, de la novela de Michael Ende, traducida a 27 idiomas desde 1979, La historia interminable. La polémica también acompañó a Petersen en este caso, cuando Ende calificó su película de "gigantesco melodrama comercial, hecho de cursilería, peluche y plástico"."Yo tuve muy buena relación con Ende cuando tratamos el proyecto", dice Petersen. "Él ama el buen vino, y su conversación es agradable e inteligente. Las luchas vinieron después, y creo que todos teníamos razón. El cine es más drástico que la literatura. En ésta el autor describe sensaciones que se elaboran en la imaginación de cada lector. Con La historia interminable yo tenía que ser más claro. En el cine no puedes releer. A Ende, por ejemplo, no le gustó que el niño protagonista de la película no fuese gordo, feo y tuviese las rodillas muy juntas. En un filme ves al niño todo el tiempo y la identificación es más complicada. Por eso utilicé a un niño distinto al que la novela proponía".

El presupuesto de El submarino fue de 4,6 millones de dólares (casi 700 millones de pesetas) y el de La historia interminable se multiplicó por cuatro. Petersen se ha convertido en un director de grandes producciones, línea que sigue en Enemigo mío.

Este filme ya estaba rodándose en Islandia, pero hubo problemas y el director original lo abandonó. Entonces llamaron a Petersen, que pidió medio año para estudiar un proyecto tan complicado, lleno de efectos especiales. "Leí el guión", explica, "y me di cuenta de que no se trataba de una historia de ficción científica convencional. No soy especialmente fanático de los efectos especiales, pero aquí se trataba de mezclar la fantasía utilizando una técnica muy compleja con un relato de enfrentamientos entre personas".

El filme narra la historia de un habitante de la Tierra que lucha en el espacio con un ser extraño. Las naves se estrellan contra un planeta lleno de carnívoros. Los dos tienen que superar su odio por la necesidad de adaptarse al medio. El afecto, la amistad y el honor son sentimientos que marcan el desarrollo del relato.

Poco cerebro

Petersen parece haber renunciado a analizar a personajes marginales u obsesivos. En La consecuencia se trataba de una relación homosexual, y En el jugador de ajedrez, Bruno Ganz interpretaba a un personaje patológico, anulado por el ajedrez hasta el punto de hacerle perder el criterio sobre la realidad. El director se apresura a decir que en Enemigo mío "no hay demasiados cerebros; simplemente se trata de personas extravertidas que empiezan su historia en un nivel que a medida que viven sus experiencias va tranformándose".Wolfgang Petersen, que espera que su regalo de cumpleaños en España sea el éxito de la película, participará hoy a las doce de la mañana en una reunión, con entrada libre, en la sala 3 del cine Palacio de la Música, y Enemigo mío se proyecta dos horas antes en la sala 1 y a las doce de la noche en la sala 2 de este cine.

Entre las películas que se exhiben hoy dentro del Imagfic destaca Kaos, de Paolo y Vittorio Taviani, a las 22.30, en el Palacio de la Música. En este cine se proyectan las siguientes películas que Concursan: Defence of the realm, de David Drury (a las diez de la maffiana); Empty beach, de Chris Thomson (a las cinco de la tarde), y Le the au harem d´Archimede, de M. Charet (a las siete de la tarde).

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