Juan Goytisolo recopila el vocabulario castellano del zoco de Marraquech
El novelista y ensayista español Juan Goytisolo ha recopilado un alto número de palabras de origen y voz castellana introducidas a lo largo del tiempo en la Xemaa-el-Fna, la famosa plaza y zoco de Marraquech, punto original de convergencia de la cultura, la espontaneidad, el sentir y la sabiduría popular y la picaresca del Marruecos histórico y humano. Goytisolo reside gran parte del año en Marraquech y ha elegido este espacio como punto de inspiración de muchas de sus recientes obras.
Pese a ser Marraquech una ciudad caracterizada por una doble influencia árabe y francesa, esta última por haber estado sometida al protectorado de París durante casi medio siglo, lo variopinto de la Xemaa-el-Fna, que Juan Goytisolo describe en Makbara como "espacio abierto y plural, vasto ejido de ideas", ha provocado poco a poco e inocentemente la penetración en su jerga de palabras de neto sentido castellano, que lo popular ha impuesto frente a las voces árabes o francesas, actualmente dominantes, y en un lugar donde nunca tuvo ninguna influencia decisiva lo español.
Sin prefijo
En la Xemaa-el-Fna de Marrakech se le llama rubio a aquel muchacho -expresión castellana que en la plaza se dice mucho, en expresión contraída- que tiene ese color de pelo, en contra del blond francés o del shhb árabe; o se dice curva a todo desvío de una recta de carretera. También se habla de la muñeca, que en francés se dice poupée; o de la ma, semana, que a su vez en árabe se dice usbuaa.Los asiduos a la famosa plaza de Marraquech, que es el punto de concentración de los vendedores ambulantes, de los rapsodas y los poetas, de los salmodiadores del Corán, de los malabaristas y los acróbatas, de los encantadores de serpientes y los artistas itinerantes, llaman camarón a cualquier crustáceo o marisco, ya sea cangrejo o gamba, y cuando cuatro personas se disponen a jugar a los naipes utilizan la palabra suerte, en castellano curiosamente azar, que es un arabismo.
Hay algunas palabras de origen español a las que el uso en Marraquech ha desposeído del prefijo como trabando, que quiere decir contrabando, o monada, en este caso limonada. A los buques y embarcaciones, muy lejanos en el conocimiento de este pueblo de tierra adentro, se les denomina barco y a los coches de caballos, las calesas de color verde que circulan por las calles y plazas de Marraquech, simplemente coches. Un carro de mano recibe el nombre de carrossa y cuando se trata de decir algo gratuito se utiliza la palabra fabor.
Según Juan Goytisolo, hay otras expresiones y frases populares en las que se han introducido palabras castellanas como mica o suerte y explica que a los funcionarios de los ministerios y las oficinas oficiales marroquíes se les denomina aayn l-mika, que significa hombre con mirada de plástico, por su expresión cerrada y fría ante el hombre de la calle, y ma aandich el gana, traducido al español como no me da la gana.