_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Francia en Chad

CONTRARIAMENTE A lo que ocurrió en 1983, esta vez Francia estaba militarmente preparada a intervenir ante los avances hacia el Sur de las tropas del Gobierno rebelde "de transición" que, con el apoyo de Libia, administra la parte septentrional de Chad, y se enfrenta al Gobierno legal instalado en Yamena. La influencia política del jefe rebelde, Gukuni Uedei, ha ido decayendo en los últimos tiempos, si bien dispone de fuerzas militares bien entrenadas por los libios. Desde hace varios meses, el Gobierno francés tenía informaciones de que se estaba preparando una ofensiva de Gukuni, obviamente, apoyada por Libia. Cuando las tropas del norte pasaron la línea del paralelo 16 -fijada en 1984 como línea de demarcación entre el Chad oficial, de Hissène Habré, y el Chad administrado por Gukuni-, la aviación francesa bombardeó la base aérea de Uadi Dum, punto central de los envíos libios en el Norte. Después de un bombardeo del aeropuerto de Yamena por un Tupolev libio, aviones franceses han aterrizado allí con unidades militares de apoyo que pueden alcanzar unos 1.500 hombres y con baterías de cohetes antiaéreos. Los franceses insisten en que se trata de una operación de disuasión.Gaddafl ha cometido un error de cálculo al desencadenar las actuales hostilidades. Creyó acaso que Mitterrand, a un mes de las elecciones, se encontraría trabado para poder reaccionar como lo ha hecho. En 1983, cuando emprendió la operación Manta, Mitterrand fue criticado por volver a los métodos neocolonialistas censurados por los socialistas en las etapas de gobierno de la derecha. Pero la situación actual es distinta: precisamente en vísperas de unas elecciones que puede perder el Partido Socialista, Mitterrand quiere demostrar que él es presidente de todos los franceses y tomí a decisiones que la derecha apoya; por lo demás, existen unos "intereses franceses" por encima de la política de partidos. Prácticamente nadie, ni siquiera las tenues críticas comunistas, se ha opuesto a la intervención francesa en Chad. Mientras no háya peligro de pérdidas humanas, esta operación resulta políticamente ventajosa para el presidente, cuya obsesión es demostrar que las grandes decisiones le corresponden, pase lo que pase en las parlamentarias del mes próximo.

La guerra civil de Chad empezó en 1965, a los cinco años de la proclamación de independencia. El principio básico aplicado en el proceso de descolonización de África de respetar las fronteras que habían sido trazadas por las potencias coloniales -en este caso Francia- agrupa en un solo Estado poblaciones muy diferentes: un Norte predominantemente musulmán, con tribus de pastores nómadas, mientras las poblaciones del Sur.son animistas o cristianizadas, dedicadas más bien a la agricultura. Todo ello en una situación general de miseria extrema, ya que Chad es uno de los países más pobres del mundo. Los principales dirigentes de los dos bandos que hoy se enfrentan, Gukuni y Habré, estuvieron juntos en un mismo Gobierno encabezado por el primero en 1979. Desde entonces se han registrado numerosos esfuerzos de conciliación y no parece dudoso que los fracasos se deban, sobre todo, a influencias extranjeras, y particularmente libias, interesadas en mantener a Chad en una situación inestable. Conviene tener en cuenta la posición geopolítica decisiva que ocupa ese país, frontera por un lado con Nigeria y el África occidental, y a la vez con Sudán.

La política francesa, sobre todo desde 1984, ha asumido. una partición de hecho de Chad, sin darle carácter oficial: dejando el Norte en manos de los aliados de Gaddafi, y garantizando que en Yamena se mantenga el Gobierno de Hissène Habré, con una protección francesa más o menos elástica. La sorprendente entrevista en Creta entre Mitterrand y Gaddafi, en 1984, tendía a dar cierta solidez a una solución en sí endeble. Pero la experiencia demuestra que Gaddafi trata de escoger cada oportunidad para colocar a Francia en situaciones difíciles. Su estrategia de tensión con los países occidentales no tiene límite y afecta a toda la seguridad en el Mediterráneo. Al mismo tiempo, en numerosos Estados africanos la intervención militar francesa provoca reacciones anticolonialistas. A pesar de eso, todo indica que la política francesa tiende únicamente a lograr el retorno al statu quo, tal como se estableció en 1984. El viaje de Roland Dumas a Argelia, ahora en buenas relaciones con Libia, puede facilitar un camino de negociación con el Gobierno de Gaddafi.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_