Ferdinand Marcos vuelve a ser proclamado presidente de Filipinas por un Parlamento que controlan sus partidarios
Ferdinand Marcos fue proclamado ayer presidente de Filipinas, por cuarta vez consecutiva y para un nuevo mandato de seis años, por un Parlamento de 190 miembros, de los que 120 son partidarios de Marcos. La proclamación se llevó a efecto con premura, antes de que los tribunales electorales puedan solventar las acusaciones de fraude presentadas por la oposición, sólo dos horas después de la llegada a Manila del embajador Philip Habib, enviado especial del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, y casi inmediatamente a continuación de que se publicara el recuento oficial de votos realizado por la Cámara, que atribuye al presidente una ventaja de algo más de 1,5 millones de votos sobre su adversaria, Corazón, Cory, Aquino.
Todos los diputados de la oposición abandonaron el Batasang Pambansa (Parlamento) en el momento de la proclamación, que el general Fabián Ver, jefe de las fuerzas armadas y cuñado de Marcos, había anticipado con una alerta general de las tropas, en atención a "la tensión creciente", según sus propias manifestaciones.El recuento oficial de votos fue denunciado por los parlamentarios de la oposición y, oficialmente, queda pendiente de la decisión del tribunal electoral, que deberá determinar si son o no legales algunas de las actas electorales carentes de todas las firmas de los interventores o las que llegaron al Batasang Pambansa con las cajas abiertas, procedentes de los distritos provinciales o grandes aglomeraciones de Filipinas.
"Nunca dudamos de que obtendría el voto de sus muñecos en el Batasang", declaró Cory Aquino en una primera reacción al recuento parlamentario favorable a Marcos. Aquino añadió: "Marcos está acabado. Ha tenido que utilizar una estratagema detrás de otra para rescatarse de su propia derrota: el fraude, la intimidación, la violencia, el retraso en el recuento de votos y, finalmente, el recuento discutible de los votos en el Batasang. Nadie cree ya en este presidente".
Los datos oficiales del Batasang Pambansa dan el triunfo a Marcos por 10.807.197 votos contra los 9.291.716 alcanzados por Aquino Para la candidatura a la vicepresidencia gana también Arturo Tolentino, candidato con Marcos por 10.139.130 votos, sobre su rival, Salvador Laurel, que logró 9.173.105.
Ferdinand Marcos contará ahora con un nuevo mandato para otros seis años, tras veinte en el poder, nueve de ellos bajo la dictadura de la ley marcial, seguida desde principios de los años ochenta de una apertura, totalmente maquillada, como ha demostrado la amplitud del fraude y la violencia que ha imperado en Filipinas durante la elección presidencial de pasado día 7 y los ocho días que han seguido de lento, complejo y poco limpio recuento de los votos emitidos.
La oposición se queda con el triunfo moral de los resultados contabilizados por el Movimiento de Ciudadanos para unas Elecciones Libres (NAMFREL), cuyo recuento de copias de papeletas de voto dio un resultado a favor de Aquino y Laurel, al que habría que añadir "otro millón de votos perdidos a causa del fraude", según dijo Cory Aquino.
Marcos declaró ayer, una vez más, su confianza en las instituciones filipinas y rechazó todas las acusaciones de fraude electoral, tanto las procedentes de delegaciones de observadores internacionales como la dura denuncia de la conferencia de obispos católicos de Filipinas, que el pasado viernes condenó en Manila la "validez moral" de un régimen apoyado en "el fraude" e invitó veladamente a los ciudadanos a una desobediencia civil pacífica como réplica a la discutible victoria electoral de Marcos.
Ferdinand Marcos reaccionó el viernes a esta condena eclesial, a través de una entrevista realizada por la cadena de televisión norteamericana CBS, acusando a los sacerdotes y obispos filipinos de falsedad y connivencia con la guerrilla comunista.
[El portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, indicó ayer, por su parte, que la Santa Sede apoya plenamente al episcopado filipino, informa Reuter.]
La medida de la respuesta de la oposición ante un voto que se considera robado la dará hoy la concentración en el Luna Park, en Manila, convocada por Cory Aquino. Tres obispos -y quizá el cardenal Jaime Sin, arzobispo de Manila- oficiarán una misa en dicho parque en memoria de las víctimas mortales de estas elecciones y en señal de protesta por las irregularidades en el voto y el recuento.
"No pretendemos tomar el poder", dijo ayer René Saguisag, portavoz de Cory Aquino. "Será un acto de afirmación de que los filipinos no queremos seguir bajo un régimen corrupto y reclamamos, pacíficamente, que se reconozca la voluntad del pueblo expresada en las urnas", añadió Saguisag.
Por el momento, el Gobierno ha incrementado el control militar y policial de los accesos al área urbana de Metro-Manila, en especial en las carreteras que unen la capital con las áreas del centro y el sur de Luzón.
Policías y militares han recibido órdenes de controlar y prevenir infiltraciones a la capital de personas armadas. También anunciaron una mayor concentración en Manila de fuerzas antidisturbios. El presidente Marcos ha advertido en repetidas ocasiones que no tolerará disturbios y que las fuerzas del orden "están preparadas para reprimirlos si es necesario".
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