Asombro de la Philharmonia
'Sinfonía número 34' de Mozart. 'Rapsodia número 2' de Gershwin. 'Concierto para orquesta' de Bartok.Orquesta Philharmonia. Director Michael Tilson Thomas. Teatro Real. 7 de febrero de 1986.
La Orquesta Philharmonia de Londres es uno de los conjuntos más homogéneos y flexibles que existen. Ver actuar a esta gran orquesta tan compacta y disciplinada siempre complace y asombra, pero en especial cuando al frente de ella se ponen hombres de la estatura artística de Michael Tilson Thomas. El músico estadounidense, con poco más de 40 años, se ha convertido en uno de los maestros más cotizados del mundo.
En Madrid explicó bien por qué, desarrollando un concierto ejemplar ya desde su mismo planteamiento, centrado en la Rapsodia número 2 para orquesta y piano, de Gershwin, obra difícil por su textura y ritmo, en la que, además de dirigir, tocó la parte solista con perfecto dominio. El "sonido cinematográfico" de la cuerda de Gershwin tuvo en la versión de Tilson Thomas insuperable traductor.
Hombre de gesto sobrio y preciso, Tilson Thomas equilibra planos y dosifica volumen de sonido con verdadero acierto, conjugándolos en cada caso con una intensa, a la vez que mesurada, voluntad expresiva. Se apreció bien en el magistral Concierto para orquesta de Bela Bartok, nunca tan justamente brillante y descargado de peso innecesario para su mejor comprensión. El concierto, que terminó con el regalo de una fulgurante obertura de Russlan y Ludmina, de Glinka, había comenzado con la Sinfonía en do mayor, Kv. 338, de Mozart, para la que Tilson no tuvo inconveniente de usar una cuerda nutrida, tan numerosa como la que debió de emplear el propio Mozart cuando su estreno vienés de 1780.
Pese a ello, la musicalidad del director supo otorgar a esta bellísima obra una transparencia y una levedad realmente únicas.
Babelia
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