Período crucial de un escultor

En la colección Julio González, la selección de piezas está plena de intención, no sólo porque a través de ella esté adecuadamente representado el momento crucial de González como escultor, entre 1928 y 1942, sino porque también, ya sea con dibujos o con piezas anteriores, hay un esfuerzo de clarificación global de su destino artístico.Este esfuerzo reflexivo y crítico, patente en la selección, ha quedado maravillosamente reflejado en la disposición de las obras que ha sido estudiada para la muestra. El visitante reconocerá en seguida la trabazón argumental. Se ha diseñado un original montaje que sorprende, pero que no es en absoluto gratuito, ni responde a ningún efectismo esteticista huero, como, por lo demás, resultaría inconcebible conociendo la mentalidad del responsable del mismo, Tomás Llorens, que se ha caracterizado siempre por dotar de significación hasta el menor detalle de las escenografías.

La articulación de todo el montaje sobre el eje vertebral de una alargada mesa no sólo responde al carácter ritual de celebración que tan bien se corresponde con el espíritu de la presentación de la colección y con el propio sentido sacral de la obra de J. González, sino también se ha pensado con criterios funcionales que atendiesen la visión, la actitud y la relación corporal del espectador con las obras.

La áspera crudeza metálica de los bancos que la circundan y hasta las bellas cristalerías que tamizan la luz del edificio cobran sentido pleno observando su operatividad cotidiana.