La ingenua y melancólica Dama se Esconde

Concierto 'pop'.La Dama se Esconde (Nacho Goberna, voz y guitarra; Ignacio Valencia, caja de ritmos, bajo y coros; Felipe Palomo, guitarra; Sergio Alcolea, teclados; Marcus Breus, trompeta y fiscorno; Pepe, El Víbora, saxo). Sala Universal. Madrid, 31 de enero. Lleno.

El dúo vasco La Dama se Esconde eligió la madrileña sala Universal para hacer su segunda actuación en público en los 18 meses transcurridos desde que decidieron lanzarse a la aventura con un peculiar estilo musical. Cuando tengan 500 conciertos sobre sus espaldas es muy probable que continúen igual de ingenuos, inseguros, tiernos, anárquicos, sencillos, tímidos, imperfectos, distantes, frescos e infantiles.

La música de La Dama se Esconde es un pop acústico y suave centrado en la voz y la guitarra de Nacho Goberna y la programación de la caja de ritmos y el bajo de Ignacio Valencia. Como instrumentistas no son nada del otro mundo, pero no les importa demasiado. Ponen sus conocimientos y medios al servicio de ideas originales, con una programación rítmica que mantiene unas bases simples y unas melodías, no menos sencillas, que discurren entre armonías menores y disonancias, lo que les imprime ese aire de melancolía grisácea que constituye uno de los atractivos del dúo. Es la música al alcance de cualquiera que tenga ciertas dosis de imaginación, sensibilidad y facultades, sin que los condicíonantes técnicos aplasten una indudable fuerza, afición y ganas de hacer algo. Pero todo lo atractivo tiene un riesgo que camina paralelamente y que en el caso de La Dama se Esconde puede concretarse en la repetición de esquemas rítmicos y armónicos que, junto a esa sensación de amateurismo, puede dar al traste con la mejor de las intenciones. De que el dúo sepa luchar contra sus carencias, aunque pierdan la batalla, no estruje su inspiración hasta el límite y evite los callejones sin salida puede depender su futuro en el mundo de la música.